Materiales de construcción con piel de patata y cáscaras de arroz y cacahuete

Publicado el 15 noviembre 2017

Hoy me gustaría volver sobre un concepto que ya publicamos el pasado mes de abril con el título de Arquitectura Circular.

Sabemos que el sector de la construcción, a nivel mundial, es uno de los mayores consumidores de materias primas del planeta; valga como ejemplo el de los áridos para la construcción, que son la segunda materia prima más consumida por el hombre después del agua. Esto hace que cada vez haya más empresas que estén invirtiendo recursos en investigar la elaboración de materiales de construcción sostenibles a través de residuos y subproductos que, además de tener un bajo coste, cuidan el medioambiente reduciendo las emisiones de CO2 y la escasez de materias primas.

Una de estas empresas, en concreto Arup, ha publicado un estudio con el título The Urban Bio-Loop: Growing, Making and Regenerating, en el que afirma que mediante la utilización de residuos orgánicos, tales como plátanos, cacahuetes, arroz y patatas, se podría hacer frente no solo a la eliminación de ingentes cantidades de basura que se producen en las ciudades, sino al desarrollo de materiales de construcción sostenibles tales como paneles aislantes repelentes al agua, absorbentes acústicos y resistentes al fuego utilizando la cáscara de patatas prensadas.

El informe de Arup desarrolla un sistema completamente circular en el que en el ciclo de vida de los materiales de construcción desaparece el proceso de eliminación, ya que después de su vida útil, los nutrientes de los materiales son devueltos al suelo.

El potencial, no solo para el sector de la construcción, sino para la bioeconomía mundial, es enorme si tenemos en cuenta que solo en 2014 se generaron en Europa más de 40 millones de toneladas de residuos orgánicos secos procedentes de la agricultura.

Como ejemplos de materiales de construcción sostenibles logrados a través de desechos orgánicos, entre los que se destacan los que tienen su origen en las patatas, se citan los siguientes:

  • Paneles hidrófugos con partículas resistentes a la humedad, fabricados con las cáscaras de cacahuetes y con patatas.
  • Paneles de gran durabilidad y absorción acústica, fabricados con las frutas y hojas del plátano o con la piel de la patata.
  • Paneles ignífugos también fabricados con la piel de la patata prensada.
  • Tablas con cáscara de arroz.
  • Ladrillos fabricados con micelio de hongos.

Lo importante es que no estamos hablando solo de una teoría, ya que Arup, junto con la Fundación Elen MacArthur, ha sido capaz en el pasado año de demostrar cómo el planteamiento de la economía circular puede aplicarse a la arquitectura, a través del diseño de un edificio construido con componentes totalmente reutilizables.

Podríamos además hablar de otros ejemplos de fabricación de materiales sostenibles, a través del reciclaje y de los residuos orgánicos como el de la elaboración de cemento o el de un proyecto realizado en México con cartón, en el que se fabrican unas láminas que pueden utilizarse para paredes y techos. Estas láminas resultan muy resistentes a la humedad y a los agentes químicos y, además, su precio es un 15% más económico que el de otros productos aglomerados.

Ciertamente, y aunque queda un largo recorrido en el que es imprescindible que se impliquen las empresas junto con los agentes políticos y administrativos, estamos en el camino para dar solución a los miles de toneladas de basura que se producen a diario en las grandes ciudades, y de volver a insistir en que nuestro concepto de “arquitectura circular”, no solo es posible, sino que es el único camino que nos llevará al logro de una construcción realmente sostenible.

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