El Sistema de Diligencia Debida: un nuevo empuje hacia la arquitectura sostenible

Publicado el 15 diciembre 2025

La sostenibilidad en arquitectura no depende solo del diseño eficiente, los materiales de bajo impacto o la certificación ambiental de los edificios. En la nueva etapa regulatoria europea, la responsabilidad sobre el origen y la trazabilidad de los materiales se convierte en la piedra angular de cualquier proyecto verdaderamente sostenible.

El Sistema de Diligencia Debida (SDD), regulado primero por el Reglamento EUTR y, a partir de diciembre de 2025, por el nuevo Reglamento EUDR, supone un cambio de paradigma para todos los agentes de la construcción: desde fabricantes y distribuidores, hasta arquitectos, prescriptores y promotores. Y es que la comercialización en la UE de todo tipo de maderas, productos derivados de la madera y otros materiales de origen orgánico aptos para la construcción, como el caucho, estarán sujetos a estrictos requisitos de trazabilidad, legalidad y sostenibilidad.

Leñador talando un árbol. Imagen: Pojbic vía Getty Images

¿Qué es el Sistema de Diligencia Debida?

El SDD es un procedimiento obligatorio que afecta a cualquier empresa que comercialice productos procedentes de actividades forestales y agrícolas, como la madera, el caucho natural, el café, el cacao, la carne de vacuno o el aceite de palma, entre otros. En el ámbito de la construcción, esto afecta principalmente a la madera estructural, los paneles, suelos, puertas, ventanas, contrachapados, celulosas y cualquier producto que contenga madera o caucho en su composición.

El objetivo es que las empresas de todo el mundo demuestren, antes de introducir estos materiales en el mercado de la UE, que sus materiales no proceden de fuentes ilegales ni contribuyen a la deforestación mundial.

El proceso se articula en tres fases imprescindibles:

  1. Información verificada: Recopilar y documentar el origen exacto (con coordenadas geográficas), especies o sustancias, cantidades, datos del proveedor y pruebas de cumplimiento legal de todos los materiales afectados.
  2. Evaluación de riesgo: Analizar la probabilidad de que el producto esté vinculado a prácticas ilegales o a la deforestación, utilizando la clasificación oficial de países de la Comisión Europea (bajo, estándar o alto riesgo).
  3. Mitigación de riesgo: Si existe cualquier duda, la empresa debe solicitar información adicional, recurrir a verificaciones externas o cambiar de proveedor o país de origen para garantizar el cumplimiento.

Este sistema genera una Declaración de Diligencia Debida (DDD) que debe quedar registrada y disponible para inspección durante al menos cinco años, y reportarse anualmente a las autoridades nacionales. La trazabilidad, por tanto, ya no es una opción sino una obligación auditable.

¿Por qué va a transformar el sector de la arquitectura sostenible?

La introducción del SDD supone una transformación profunda en la manera en que arquitectos, técnicos y empresas abordan la sostenibilidad. Hasta ahora, la atención se centraba en la eficiencia energética, la gestión de residuos o la selección de materiales certificados; a partir de la entrada en vigor del EUDR, la verificación exhaustiva del origen y legalidad de los materiales será un requisito indispensable para cualquier proyecto que aspire a ser considerado sostenible… o incluso legalmente viable en la Unión Europea.

De esta forma, un arquitecto que especifica madera para un interior o una estructura deberá exigir a su proveedor toda la documentación de diligencia debida, comprobando el origen exacto, la legalidad de la tala y la trazabilidad completa hasta la parcela de origen. Si la madera proviene de un país clasificado como “alto riesgo”, los controles serán aún más exhaustivos, y la empresa deberá implementar medidas de mitigación adicionales.

Todo esto supone un impacto directo al sector:

  • Mayor garantía de sostenibilidad real: El SDD asegura que los materiales empleados (especialmente la madera) no provienen de fuentes ilegales ni de zonas sometidas a deforestación, alineando la obra con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), los principios de la economía circular y los estándares internacionales.
  • Protección legal y reputacional: Los proyectos sin SDD o con un sistema débil se exponen a sanciones, riesgos legales y pérdida de credibilidad. Para arquitectos, especificar y exigir materiales con diligencia debida robusta se convierte en una garantía y una defensa ante clientes, administración y sociedad.
  • Ventaja competitiva: Implantar un SDD sólido permite diferenciarse en el mercado, acceder a clientes institucionales o privados que exigen trazabilidad y responsabilidad, y prepararse ante la posible ampliación futura de la regulación a otros materiales.
  • Transparencia y educación del cliente: Comunicar el cumplimiento del SDD crea mercado y demanda de materiales responsables, educando a clientes y usuarios sobre la importancia de una cadena de suministro sostenible.
  • Adaptación a certificaciones ambientales: El SDD facilita la obtención de sellos como LEED, BREEAM o FSC, al aportar trazabilidad documental y verificación de legalidad, reforzando la credibilidad de la certificación ante organismos y usuarios finales.

Retos y oportunidades para el sector

La implantación del SDD implica desafíos técnicos, administrativos y culturales: desde la adopción de sistemas informáticos para la trazabilidad, hasta la formación de equipos y la reestructuración de las compras y contratos. Sin embargo, estos retos son también una oportunidad para profesionalizar aún más el sector y para posicionar a las empresas y profesionales que lideren la transición.

En España, la Oficina de Lucha contra la Deforestación será la autoridad competente, y la normativa afectará primero a medianas y grandes empresas (diciembre 2025) y después a pymes (junio 2026), con obligaciones de mantener registros durante cinco años y revisiones anuales obligatorias.

El SDD se convierte así en algo más que una exigencia para proveedores de materiales: es una herramienta estratégica para arquitectos y estudios comprometidos con la sostenibilidad real. Integrar la diligencia debida en las especificaciones, en la selección de proveedores y en la comunicación de proyectos marcará la diferencia entre la arquitectura del pasado y la del futuro.

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