La Torre Astro: en el cielo de la eficiencia energética
Todas las rehabilitaciones son importantes, pero hay algunas que son especialmente simbólicas. Este es el caso de la reforma de la Torre Astro, el edificio más alto de Europa que, tras un lustro de obra, se ha convertido en un rascacielos referencia en arquitectura sostenible de Europa y de todo el planeta. El proyecto se ha enfocado en mejorar el comportamiento energético del rascacielos, reduciendo los consumos de energía y calefacción gracias a la aplicación de nuevas técnicas y tecnologías que mejoraron la eficiencia.
El rascacielos
En el año 2010, salió a concurso la reforma de la Torre Astro: una obra de enormes dimensiones que acabó ganando el estudio de arquitectos español Lamela, en colaboración con Altiplan Architects. La edificación está situada en el centro de Bruselas, concretamente en barrio de Madou, y es un estandarte del skyline de la ciudad. La obra requería rehabilitar los 52.627 m2 de la edificación repartidos en 41 plantas. Una vez concluida la reforma, la concesionaria de la obra tasó el coste total en torno a 55 millones de euros.
“Para Estudio Lamela es un privilegio firmar la reforma de un edificio de estas características. Uno, porque la Torre Astro es ya un hito en Europa en eficiencia energética en altura; pero, además, intervenir sobre una arquitectura existente es un reto: supone convivir con una obra ya creada y buscar las fórmulas y las vías que, desde el respeto de la propuesta original, innoven y actualicen la edificación”, señala Carlos Lamela, director del estudio encargado de la obra. La reforma tuvo una duración de 7 años desde que se publicó el concurso hasta que se inauguró la nueva Torre Astro.
Eficiencia energética
El gran logro de esta nueva infraestructura es su genial eficiencia energética. De hecho, tras la reforma, se consiguió rebajar el gasto en calefacción en un 60%. Pero el dato más significativo radica en la bajada del consumo energético general: descendió un 90%. Este logro se consiguió gracias a varias vías; como la instalación un triple acristalamiento en la fachada de vidrio y acero, mecanismo que permite controlar la energía solar que llega al edificio para equilibrar el intercambio térmico interior-exterior.
“Cuando ganamos el concurso, en 2010, apostamos por rehabilitar el edificio desde la estructura original y preservar su esencia. Para ello, hemos sustituido las fachadas por otras con las que se gana en luminosidad y, lo que es más importante, el control energético de la Torre”, afirma Carlos Lamela. También se colocaron sistemas de vanguardia como el techo radiante, una técnica que reduce en gran medida la energía que con otras tecnologías se desperdicia. El conjunto de todas las medidas son las que hacen de la nueva Torre Astro uno de los rascacielos más sostenibles del mundo.
Certificaciones
Gracias a sus nuevos acondicionamientos, la Torre Astro ha recibido las certificaciones Bâtiment Passif de los años 2014 y 2015. Este sello se confiere a edificios pasivos que utilizan una metodología constructiva bioclimática similar al Passivhaus. Según el libro de estilo de Bâtiment Passif, el objetivo de su método es “promover el conocimiento de la arquitectura, el urbanismo, el medio ambiente y el paisaje; y ofrecer herramientas para el asesoramiento, la animación y el descubrimiento de territorios”.
Una de las principales razones por las que la Torre Astro pudo aspirar a ese doble galardón fue cumplir su objetivo de ser un edificio neutro, principalmente gracias a la cantidad de energía ahorrada y lo que producen sus nuevos triples acristalamientos.
Esta nueva infraestructura cumple con los objetivos de la Unión Europea, que promueve la neutralidad energética y la descarbonización. Es un gran logro que grandes empresas como Actiris, inquilina de la Torre Astro, apostaran por la rehabilitación de sus sedes con la mirada fijada en la sostenibilidad, el ahorro y la eficiencia.
