Las “ciudades acuáticas”: un modelo de arquitectura sostenible resistente al cambio climático
La subida del nivel del mar, la reducción de agua disponible para consumo humano, el deshielo, la sequía o las inundaciones son solo algunos de los efectos que el cambio climático puede ocasionar sobre el agua del planeta. La influencia del calentamiento global sobre el comportamiento de las masas de agua supone uno de los principales desafíos de la arquitectura sostenible.
El desabastecimiento es una de las principales amenazas del cambio climático. En función de la actual previsión de crecimiento urbano, se espera que en 2050 la demanda de agua se haya incrementado en un 55%. Este factor se suma al aumento de las masas de aire cálido, dando como resultado un planeta con unas condiciones ambientales de mayor sequía, que influirían negativamente sobre el suministro de agua potable y sobre la actividad de algunos sectores como la agricultura, entre otros.
Los fenómenos meteorológicos extremos, como las lluvias torrenciales o las tormentas de nieve, también se multiplicarían fruto del calentamiento global. El deshielo del agua dulce congelada presente en regiones como el Ártico, Groenlandia o la Antártida tendría como resultado la subida del nivel del mar. Estas crecidas modificarían las costas y socavarían edificios, lo que pondría en peligro la vida humana. En este contexto de alarma climática, la gestión eficiente de los recursos hídricos en las ciudades y la puesta en marcha de iniciativas para minimizar el impacto medioambiental en el sector de la construcción se convierte en una prioridad para la arquitectura sostenible.
Estructuras acuáticas para reflotar ciudades costeras
El objetivo de la arquitectura sostenible es el reaprovechamiento de las nuevas condiciones ambientales fruto del cambio climático para la construcción de estructuras arquitectónicas más eficientes y respetuosas con el medioambiente. Hasta la fecha, se han implementado algunos modelos de arquitectura sostenible en África o Asia que podrían dar respuesta a las nuevas necesidades del entorno.
Uno de ellos es el que propone el arquitecto Kunlé Adeyemi y denomina “ciudades del agua”. Estas estructuras se basan en la tradición nigeriana, país de procedencia del urbanista y donde numerosas familias se ven obligadas a residir en estructuras flotantes a causa de la climatología adversa que da forma al territorio. Este modelo constructivo propone una alternativa a los tradicionales bloques de apartamentos, para cuya construcción es necesario desecar las zonas húmedas.
La propuesta de Kunlé Adeyemi, más respetuosa con el medioambiente, busca adaptarse al entorno y aprovechar sus nuevas características en beneficio de la construcción. Esto hace posible que los barrios acuáticos se conviertan en lugares más habitables, capaces de adaptarse al entorno y oponer resistencia ante las lluvias torrenciales o las inundaciones.
La rápida urbanización y el crecimiento económico de las ciudades en el continente africano son una realidad, de la misma forma que el impacto del cambio climático. Las consecuencias son más notables en muchas ciudades costeras, que están experimentando aumentos significativos en el nivel del mar, acompañados de lluvias torrenciales e inundaciones.
El plan de regeneración de la ciudad de Lagos (Nigeria) plasmado en el proyecto Makoko Water Cities, que comenzó en 2013 y continúa en desarrollo, es un ejemplo de la aplicación del modelo de las “ciudades de agua” diseñado por Kunlé Adeyemi. Este proyecto de arquitectura sostenible busca crear estructuras flotantes que se adapten al nuevo entorno de las ciudades costeras del continente africano y puedan resistir a los episodios climatológicos adversos, cada vez más frecuentes.
Estas plataformas flotantes de madera presentan forma triangular y cuentan con varias plantas, cuyo bajo centro de gravedad y armazón en forma de A le aportan estabilidad y equilibrio. Las aplicaciones de este tipo de estructura son variadas, ya que puede servir tanto de vivienda, como de hotel o escuela, entre otros usos, como el urbanista nigeriano ha explicado recientemente en una entrevista a EFE.
Barrios reciclados repletos de agua y vegetación
Otra de las aplicaciones prácticas de estos nuevos modelos urbanísticos acuáticos son las “ciudades esponja”, que buscan convertirse en un sello de identidad de aquellas ciudades obligadas a adaptarse a climas extremos. El arquitecto chino Kongjian Yu ha diseñado casi 700 ciudadelas implementando este modelo. La mayoría de ellas están en China, pero también ha llevado a cabo proyectos de este tipo en Rusia, Tailandia y Estados Unidos.
La propuesta de Kongjian Yu se trata de planificaciones urbanas (terrazas, estanques, islotes…) que reciclan algunas técnicas agrícolas asiáticas y canalizan manantiales y lluvias para abastecer los barrios de agua y vegetación. Para desarrollar sus proyectos paisajistas de desarrollo urbano, el arquitecto asiático creó la plataforma Turenscape.
Uno de los ejemplos de “ciudad esponja” es el Parque de Manglares de Sanya, una ciudad turística situada en la provincia china de Hainan. Este proyecto, que abarca 10 hectáreas, fue construido sobre un antiguo vertedero. En esta área repleta de manglares, un árbol característico de latitudes tropicales y subtropicales, la naturaleza y las personas pueden compartir un espacio en el que confluyen tanto mareas oceánicas como masas de agua dulce.