Debate “Del edificio hacia la ciudad verde del futuro” en la XIV Semana de la Arquitectura
La XIV Semana de la Arquitectura en la que nos encontramos, que se inició el pasado 29 de septiembre y finaliza el próximo 8 de octubre, nos ha traído, además de las tradicionales visitas e itinerarios a más de 40 edificios, conferencias y ponencias interesantes. Os dejo un enlace del COAM (Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid), donde obtendréis más información.
He intentado encontrar entre las ponencias las que mejor se adapten a nuestro blog y no he tenido mucho éxito, ya que las más interesantes, que son las Jornadas sobre Sostenibilidad que empezaban el día 27 de septiembre y cuya primera conferencia tenía el título de “Información medioambiental de materiales. Ecoetiquetado”, se ha pospuesto para el día 9 de este mes.
Estas jornadas, que se realizarán bajo un acuerdo de colaboración entre GBCe (Green Building Council Spain) y COAM, se desarrollarán en horario de 18 a 20:30 h en Madrid, en la sede del COAM durante siete días entre los meses de octubre a diciembre. En nuestra agenda os iremos informando de posibles cambios de fechas, y os iré contando su contenido y mis impresiones a medida que tengan lugar.
Por lo demás, sólo se ha llevado a cabo una de Passivhaus a la que, por motivos de agenda, me fue imposible asistir.
No obstante, y abriendo la World Green Building Week (La Semana Mundial de la Edificación Verde), y de la mano de WIRES (Women in Real Estate Spain) y Deloitte, pude asistir a una interesante mesa redonda y debate cuyo título fue “Green Buildings: del edificio a la ciudad verde del futuro”.
El coloquio, moderado por Inés Arellano, directora de relación con el inversor de Merlín Properties y socia de la fundación WIRES, captó los puntos de vista de promotores extranjeros como la británica INTU, de gestores de grandes proyectos de edificación como Bovis, de financiadores (ING), Clientes (NIKE) e incluso de empresas tecnológicas como Google, además de la certificadora BREEAM España.
Es evidente que entre los grupos de interés representados faltaba la Administración, sin la cual el debate resultó, en ocasiones, un poco cojo. No obstante, se debatieron cuestiones interesantes que intentaré resumir para vosotros.
Desde la óptica del cliente, Cecilia Zaida de la empresa NIKE destacó el compromiso de la firma por lograr la certificación LEED en al menos el 80% de los edificios donde están implantados. Creen que su consumidor aprecia y valora esta diferencia.
No tuve la oportunidad de preguntarle cómo han llegado a la conclusión de que este plus de su marca lo valora realmente el consumidor pero, si es así, es una magnífica noticia ya que implicaría que el concepto de sostenibilidad está realmente llegando al público.
Carlos Álvarez, de Google España, destacó el hecho de la búsqueda actual de soluciones medioambientales para evitar los altos costes de refrigeración que tienen todas las empresas tecnológicas para mantener la adecuada temperatura de los equipos. Como ejemplos de lo anterior citó el proyecto Natick de Microsoft que instaló un centro de datos en el fondo del Océano Pacífico o, en el mismo sentido, el macroproyecto de la ampliación del Data Center de Google, que lo convertirá en el mayor centro de datos del norte de Europa y está ubicado en la localidad de Hamina (sureste de Finlandia) donde su situación geográfica y su frío clima permiten un considerable ahorro energético utilizando las heladas aguas del Mar Báltico para refrigerar sus equipos electrónicos.
Además, Álvarez opina que el futuro irá hacía las “Smart Cities” o ciudades inteligentes que, como sabréis, son las que aplican las TIC (tecnologías de la información y comunicación) para lograr un incremento de la calidad de vida de los ciudadanos y un desarrollo sostenible. La razón de esta afirmación la sustenta en que un espacio verde no funciona correctamente sin estar integrado en un todo (edificación sostenible + transporte sostenible + salubridad + educación, etc.).
Por su parte, Mónica Chao del Grupo INTU incidió en el aspecto de la formación del usuario que a mí, particularmente, me parece muy importante ya que, en ocasiones, se están construyendo edificios verdes, pero los usuarios al utilizarlos incorrectamente modifican sus propiedades, por lo que dejan de cumplir las funciones esperadas.
Además, dejó clara la idea de que “certificado” no es equivalente a “sostenible”. Se puede perfectamente tener un local sostenible en un centro comercial que no esté certificado.
Particularmente interesante me pareció la intervención de Almudena Génova, de la empresa Bovis, dando mucha relevancia al hecho de realizar desde la etapa del diseño de la construcción una gestión coordinada e integrada donde se incluyan todas las disciplinas, oficios y preferencias del usuario, ya que de no hacerse así, habría que aplicar durante la fase de ejecución medidas correctoras que supondrían un importante sobrecoste sobre el presupuesto inicial.
Este sobrecoste afectaría de igual modo al coste de la certificación, ya que si una construcción de consumo de energía casi nula, diseñada como tal desde el principio, puede alcanzar un coste entre el 0,8% y el 1,4% del presupuesto, dicho coste puede llegar a ser del 4% si hay que aplicar en el trascurso de la construcción medidas correctoras.
Almudena nos abrió, además, una gran puerta a la esperanza de un futuro de construcción sostenible, exponiendo que para los grandes inversores inmobiliarios se ha cambiado ya el concepto de calidad de la edificación: lo que antes equivalía a incluir materiales de lujo y de importación, hoy se ha sustituido por requisitos que incrementen el bienestar y la salud de sus ocupantes. Se ha producido un cambio de paradigma.
Un aspecto novedoso, desde el punto de vista de la financiación del proyecto, lo expuso el representante de ING, Pablo Álvarez-Rendueles, que comentó que disponen de una aplicación para poder recomendar a sus clientes inversiones que supongan un ahorro de costes y un menor impacto ambiental por menores emisiones de CO2. Lo anterior se confirma con el crecimiento de las emisiones de “bonos verdes”, que son aquellos que incluyen activos sostenibles.
En la misma línea, Inés Arellano corrobora que no son sólo ya los usuarios los que solicitan edificios sostenibles, sino que la mayor demanda proviene de los inversores que están exigiendo a los fondos de inversión, medidas de sostenibilidad de los activos en los que invierten.
Finalmente, Óscar Martínez, director de BREEAM España, destacó que el cliente les está empezando a solicitar no sólo la certificación inicial, sino el seguimiento de todo el mantenimiento del edificio certificado para, en definitiva, garantizar un correcto análisis y, por tanto, que los resultados finales se acercan a los inicialmente esperados.
Como habréis visto, el coloquio resultó bastante interesante y nos abre una puerta a un futuro donde cualquier proyecto de arquitectura ya no se plantee de ninguna otra forma que no sea bajo el marco de la sostenibilidad.