“Oceanix City”, el primer proyecto de ciudad flotante sostenible del mundo
El Cambio Climático es una realidad que debemos intentar combatir desde todos los ámbitos de la sociedad. La arquitectura es un sector fundamental en esta lucha, ya que tiene que adaptarse a las necesidades del ser humano y a sus múltiples movimientos migratorios.
En la actualidad, una de las zonas más masificadas del mundo es el área costera. Según la Organización de las Naciones Unidas, el 50% de la población mundial vive en el litoral. Dos de cada cinco personas viven a menos de 100 kilómetros de la costa. Y, uno de cada diez habitantes en zonas costeras se encuentra a menos de 10 metros sobre el nivel del mar.
Es evidente que esta edificación masiva tiene repercusión en el medio ambiente, sobre todo en la vida marina. En este sentido, la ONU creó ONU-Hábitat, el Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos. El objetivo es promover entre otros objetivos el desarrollo sostenible y frenar el crecimiento desmedido y descontrolado de las poblaciones.
Así, ONU-Hábitat planteó la primera mesa redonda de alto nivel sobre ciudades flotantes. Un punto de encuentro para presentar ideas innovadoras y sostenibles con las que hacer frente a problemas como el aumento del nivel del mar. Un problema que provocaría el hundimiento de múltiples ciudades y países de la costa.
Una ciudad flotante sostenible
Y uno de los proyectos que se plantearon en esta reunión fue Oceanix City, la primera ciudad flotante sostenible del mundo. Esta urbe flotante está firmada por el Centro de Ingeniería oceánica MIT y el estudio BIG de Bjarke Ingels.
Oceanix City está diseñada para 10.000 habitantes que se distribuirán en barrios, aldeas y ciudades. Este núcleo urbano pretende ser autosuficiente, producir sus propios alimentos, agua dulce, eficiente energéticamente y alcanzar el residuo cero.
¿Cómo será Oceanix City?
Este proyecto de ciudad flotante, aún sin ubicación fija, reúne una serie de características.
- La urbe se levantará sobre plataformas – o islas- de forma hexagonal con capacidad para acoger hasta 300 habitantes cada una. Ancladas al fondo del océano, las plataformas estarán divididas en grupos de seis, formando una aldea. En total, las ciudades congregan seis aldeas.
- Esta ciudad está pensada para soportar catástrofes naturales como huracanes o tsunamis. Para lograr este objetivo, una de las medidas tomadas es que los edificios no superen las siete plantas. De este modo, el centro de gravedad será bajo y soportarán mejor fuertes rachas de viento.
- Bajo las plataformas se situarían granjas acuáticas donde se cultivarían plantas y vegetales. También podrían crecer en ellas diferentes especies marinas.
- Los materiales empleados en la construcción de los edificios son la madera y el bambú. Además, también es importante el biorock, una sustancia formada por la reacción de los minerales submarinos a la corriente eléctrica. Este nuevo material es más fuerte que el hormigón y soporta situaciones climáticas extremas.
- Las ciudades se ubicarán a una distancia de entre dos y cinco kilómetros del litoral. Estas poblaciones son remolcables, por lo que en caso de que tenga lugar algún desastre natural podrían situarse en cualquier otro punto del océano.
- La reducción de la huella de carbono es total. Medios de transporte como coches o camiones no podrán circular por esta urbe. La ciudad dispondrá de una red de alquiler de vehículos acuáticos y bicicletas para moverse por las distintas plataformas.
- Los residuos y desperdicios generados por los habitantes se recolectarán a través de un sistema de tubos neumáticos. Los deshechos se convertirán en compostaje y energía eléctrica.
Este proyecto ambicioso todavía no es una realidad. Sin embargo, nos plantea las múltiples posibilidades arquitectónicas sostenibles, resilientes y eficientes para afrontar un nuevo escenario en el entorno acuático. ¿Creéis que será posible?