La Universidad mexicana del Medio Ambiente (UMA), insignia de la arquitectura regenerativa
La Universidad del Medio Ambiente (UMA), ubicada en San Mateo Acatitlán, en Valle de Bravo (México) es la primera universidad de Latinoamérica en fomentar la arquitectura regenerativa en el ámbito educativo. El término “regeneración”, describe los procesos que restauran, renuevan o revitalizan sus propias fuentes de energía y materiales. Por lo tanto, esta rama de la arquitectura plantea un diseño regenerativo, basado en la reconstrucción de los sistemas con una eficacia absoluta, yendo más allá del desarrollo sostenible, para permitir una co-evolución de los recursos humanos, junto al resto de especies.
Inaugurada en 2014, la UMA fue diseñada por el arquitecto Oscar Hagerman a través de trabajo colaborativo y proyección inclusiva. Incorpora criterios de diseño biorespetuosos que optimizan las condiciones del entorno.
Materiales naturales de origen local
El complejo universitario está formado por 2 edificios, un pabellón principal y otro de servicios. En concreto, cuenta con 8 aulas, un laboratorio, una biblioteca, una cafetería y una casa de invitados. Además, incluye espacios al aire libre, como el patio central y la terraza exterior.
Ambas edificaciones fueron construidas utilizando materiales naturales de origen local y bajo impacto ecológico, así como tecnologías de abastecimiento de energía y agua autosuficientes.
Para la estructura se utilizó madera de bosques sostenibles locales, al igual que para la carpintería de las ventanas. Los cerramientos se realizaron con matchinblock, bloques de adobe, tierra y cal sometidos a presión mecánicamente, por lo que se prescindió de mortero.
Los materiales sobrantes, sobre todo virutas de madera y bloques de tierra compactada, se trituraron y mezclaron con estiércol de caballo para crear una pasta que se utilizó en el revestimiento de los muros.
Un diseño de bajo impacto en el entorno
El suelo está elevado para crear una cámara de aire que mejore el aislamiento y evite humedades, aprovechando botellas recicladas en las que se apoyan los tableros de madera.
Las cubiertas se diseñaron de tal forma que se “devuelva” a la tierra la huella ocupada por ambas edificaciones. Los tableros de madera se apoyan en vigas, sobre los cuales se encuentra una base impermeable de tierra local con tepojal, una roca volcánica que permite la plantación de vegetación. En otras zonas se utilizó teja cerámica plana.
Estas cubiertas se encuentran pobladas de vegetación, lo que proporciona un aislamiento térmico muy eficiente. La protección de los huecos con los voladizos de las cubiertas y la ventilación natural cruzada, permiten prescindir de sistemas de climatización artificiales.
Sistemas eficientes para satisfacer las necesidades del edificio
Toda la iluminación artificial, de tipo LED, es abastecida por paneles fotovoltaicos. El agua caliente sanitaria está cubierta por colectores solares de agua que satisfacen todas las necesidades del edificio.
También cuenta con un sistema de captación de agua pluvial, para el aprovechamiento de esta y abastecer los sanitarios. Estos últimos cuentan con medidas de ahorro de agua y un sistema de tratamiento y reciclaje de aguas negras que se utilizan para regar los jardines.
El entorno del edificio se destina a un bosque comestible y un vivero, destinado a la recolección y clasificación de semillas, donde conviven especies vegetales y animales. Todo un ejemplo de arquitectura sostenible y regenerativa, término que sin duda seguiremos investigando.