Co Govers: “La sostenibilidad debe ser más que una palabra, es un modo de vivir”

Publicado el 8 abril 2019

La arquitectura es, como el arte, una disciplina viva. Cambiante, versátil y abierta. Pero también muy personal. Y es que la arquitectura expresa, de alguna manera, las inquietudes del arquitecto, en mayor o menor medida. Y, obviamente, cuando hablamos de arquitectura sostenible, también.

Co Govers es la creadora del estudio especializado en arquitectura sostenible Zest Architecture. Sus proyectos son mucho más que casas sostenibles. Van desde viviendas, oficinas y pabellones, hasta mezquitas. Inspiradores, reflejan una forma de interpretar el mundo, en el que la igualdad, la libertad, y la belleza, cobran especial protagonismo.

Entrevista

I.F.: Para empezar, ¿cómo nace tu inquietud por la arquitectura sostenible?


Co Govers. © Fotografía de Dagmar Lap con fines puramente informativos

C.G.: Desde el principio, ya en la universidad, pensé que, si iba a construir, que de por si es una actividad que cambia y contamina la tierra, pues mejor hacerlo de una manera sostenible. En aquellos días, en la Universidad Técnica de Delft donde estudié la carrera, había, como parte de mi master de Arquitectura, un módulo de medio año especializado en sostenibilidad y lo hice. Fue muy interesante, aunque entonces estaba muy enfocado a edificios grandes, como oficinas y espacio público. Allí descubrí que la mayoría de los estudiantes diseñaban proyectos con un aspecto muy sostenible, parecían máquinas, mientras yo intentaba hacer un edificio muy elegante, que fuera igual de sostenible pero que no perdiera belleza. Esa lucha se ha quedado como parte integral de mi trabajo: combinar la belleza y la elegancia con la sostenibilidad.

I.F.: Creado en 2008, ¿cómo fueron los inicios del estudio?

C.G.: Empecé haciendo un concurso para un nuevo concepto de mezquita en Dubái. Siempre me ha gustado trabajar en equipo, así que contraté a una arquitecta que conocí en el despacho de Josep Lluís Mateo, Joana Ramalhete. Pensé que, si hacíamos una mezquita, debía expresar la igualdad entre hombres y mujeres, que es muy importante para mí y un tema complicado para los musulmanes. Siendo un equipo de dos mujeres, no podía haber sido de otro modo. Nuestras expectativas eran bajas, justamente por la complejidad del tema de la igualdad de géneros, pero entramos en la ronda final y terminamos en segunda posición con nuestra propuesta Ray of Light. Y desde entonces, el proyecto se hizo “viral” y se ha publicado en muchos libros sobre arquitectura de mezquitas y arquitectura religiosa. Y así empezó a llegar el trabajo.

I.F.: ¿Cómo es el proceso de diseño de una obra en Zest Architecture?

C.G.: Primero hacemos un estudio de viabilidad para el cliente, que analiza sus necesidades y las posibilidades y oportunidades del terreno o el edificio existente en caso de proyectos de restauración/ampliación. Proponemos un primer concepto, junto con un presupuesto borrador, y un resumen de toda la normativa que afecta al proyecto. Hablamos desde el primer momento con el arquitecto del ayuntamiento, para tener claro lo que se puede o no hacer.

Después empezamos el proceso de diseño de verdad, desde un punto de partida muy claro para nosotros y para el cliente. Trabajamos las ideas con el equipo, investigamos materiales, desarrollamos un concepto total para el proyecto que nos ayuda luego a tomar todas las decisiones de diseño sin perder el hilo importante. Es un proceso interactivo con el cliente, donde hacemos presentaciones y hablamos mucho con el cliente para llegar a un proyecto que realmente traduce sus sueños en espacio construido.


Ático Ciutat Vella. © Fotografía de José Hevia con fines puramente informativos

I.F.: Vuestro estudio dispone de amplios conocimientos sobre el “diseño activo” (diseñar para minimizar las necesidades de climatización). ¿Cómo se hace esto posible?

C.G.: Es muy importante estudiar la arquitectura vernacular (la tradicional de la zona, cómo solía construir la gente en el pasado sin arquitectos), para entender cómo se construía con el fin de evitar sobre-calentamiento. Pero también es importante aprovechar nuevas técnicas y nuevos materiales. Hoy en día se pueden incluir ventanas mucho más grandes con vidrio de alta eficiencia energética, y así aprovechar mucho más la luz de día y el calentamiento solar en invierno.

Diseño activo quiere decir más que nada: buscar la orientación adecuada del edificio y dotarlo de la mejor envolvente. Con el fin de aprovechar el sol en invierno y bloquearlo en verano, la fachada más larga se orienta a sur, y se puede diseñar con gran precisión, de tal manera que deje entrar mucho sol en invierno y nada en verano. Por ese motivo trabajamos mucho en el diseño de las ventanas, en voladizos de tamaño adecuado y en porticones (contra-ventanas).

También es importante trabajar en la envolvente. Nosotros aplicamos un gran grueso de aislamiento, principalmente corcho, que es uno de los materiales que nos encanta porque no envejece como lo hacen muchos otros productos naturales de aislamiento. No hay que olvidar tampoco el uso de la ventilación cruzada y la ubicación exacta de los árboles alrededor del edificio. Después de todo esto, se complementa con sistemas de climatización lo que es necesario y lo hacemos con instalaciones de aerotermia y geotermia.

I.F.: ¿Con qué otro tipo de materiales soléis trabajar?

C.G.: El tema sostenibilidad siempre es complejo, porque es un concepto que puede incluir temas muy diversos. En nuestro caso, nos interesan dos temas principalmente: la eficiencia energética, y la minimización de contaminación. Se pueden hacer edificios eficientes con materiales muy contaminantes, pero nosotros trabajamos en elegir, donde se puede, materiales naturales o sostenibles (de fuentes no exhaustivas). Nuestro trabajo incluye una constante investigación.

También siempre buscamos materiales tradicionales de la zona (concepto quilómetro 0), pero los trabajamos de un modo moderno, más minimalista, para crear un efecto sorprendente y que perdura en el tiempo. Nos encantan los materiales naturales como el barro para las paredes (anti alérgeno y de gran belleza), y la madera para casi todo. También nos encanta el hormigón, pero lamentablemente el hormigón no es un material “limpio”; se usa mucha arena en la fabricación, un material que no es infinito, y mucha agua que se pierde en el producto final. Así, que ahora nos encontramos en plena investigación de nuevos productos como el GRC (glass fibre reinforced concrete), el Ytong (hormigón celular), aunque también estamos haciendo una casa con paredes de tierra compactada (una especie de tapia, una técnica antigua pero trabajada de un modo moderno).


Villa Cp. © Fotografía de Jesús Granada con fines puramente informativos

I.F.: ¿De qué proyecto o proyectos os sentís más orgullosos?

C.G.: Dudo entre la mezquita Ray of Light, que espero presentar a finales de este año en la gran conferencia sobre mezquitas en Kuala Lumpur, y nuestro proyecto Villa CP, el primer proyecto de rehabilitación de masía que hice y que es fuente de inspiración para casi todos nuestros clientes. Es un proyecto donde la sostenibilidad ha podido formar todas las decisiones. Tiene sus propios sistemas para el reciclaje de agua, la filtración del agua para la piscina, ventanas que desaparecen en la pared para no cortar las vistas… Está lleno de detalles especiales y bonitos y es de una gran consistencia en el diseño, que solo es posible si el cliente es un gran amante de la buena arquitectura.

I.F.: ¿Cómo es el “diseño moderno sostenible”?

C.G.: El diseño perfecto moderno y sostenible tiene en cuenta toda la vida del edificio, desde el origen de sus materiales, hasta su descomposición después del derribo. También durante el uso del edificio, no solo está diseñado para un consumo energético mínimo, sino que además está construido de materiales que no solo no dañan al usuario por gases nocivos, sino que también combaten alergias activamente, como hace el barro (que no permite el crecimiento de ácaros en él). Si el edificio está bien hecho, admite un máximo de luz natural sin calentarse en verano, y te hace feliz cuando estás viviendo / trabajando en él.

Y además recicla sus aguas negras para el riego del jardín y el huerto (que obviamente debe tener). El jardín está lleno de plantas que atraen a las abejas, y de árboles donde los pájaros hacen sus nidos.


Mezquita Ray of Light. © Render de Zest Arquitectura

I.F.: ¿Crees que estamos cada vez más concienciados con la importancia de la sostenibilidad?

C.G.: Creo que hay mucho mito, y la sostenibilidad se ha convertido en una palabra de moda, de la que, tanto arquitectos como constructores y fabricantes, se aprovechan para vender sin realmente querer hacerlo bien. Debe ser más que una palabra, es un modo de vivir. Y eso no lo veo todavía. Tenemos que cambiar de chip, entender que la verdadera sostenibilidad es querer menos, construir edificios de un tamaño justo. Pero a nosotros también nos complica la vida. A veces los clientes construyen una segunda residencia. ¿Quizá tener segunda residencia es un concepto poco sostenible? No sé, es un tema complicado. Pero seguimos trabajando y educando, tanto a los clientes como a los operarios en la obra. Aunque sí que es cierto que todos quieren aprender cada vez más.

I.F.: ¿Hacia dónde va, para ti, el campo de la arquitectura sostenible?

C.G.: Ahora mismo, la normativa ha mejorado mucho y nos obliga a todos a tener en cuenta la sostenibilidad, pero solamente está enfocada al consumo energético. Debería obligarnos a hacer un resumen de todo el CO2 y de toda la contaminación vinculada a una obra. Necesitamos mucha más legislación que obligue a los fabricantes a mejorar el proceso de fabricación, ciclos cerrados de producción etc.

Hay mucho movimiento en el mundo del prefabricado. Yo creo mucho en el prefabricado de elementos del edificio, precisamente por el control en la producción que permite producir de manera limpia, pero no soy tan partidaria de la prefabricación de toda una casa. No solo porque solamente funcionan más que nada en terrenos llanos (y a nosotros casi nunca nos toca trabajar en terreno llano), sino porque la sostenibilidad también debe considerar el futuro de los albañiles; nosotros trabajamos mucho con trabajadores locales, y hacemos mucha formación. Son ellos los que también tienen que aprender a trabajar de un modo sostenible, y hay que garantizarles suficiente trabajo para poder subsistir.

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