Juana Otxoa-Errarte y Peter Albrecht: «Lo que más valoran los usuarios es el confort y la salud»
Hace unos meses tuvimos el placer de asistir a la VIII Conferencia Passivhaus. En ella conocimos a Juana Otxoa-Errarte, del estudio A+O Arquitectos. El estudio, gestionado junto a su compañero Peter Albrecht, abarca todo el abanico de servicios profesionales de arquitectura. Dentro de este ámbito, ofrecen soluciones individuales a medida del objetivo y los criterios que establece el cliente.
El estudio aplica sus conocimientos tanto en edificación como en rehabilitación, a la que se aproximan a través de informes ITE y el posterior desarrollo del proyecto según las necesidades especefícias de cada obra, siempre teniendo en cuenta la eficiencia energética, el confort y la salud de nuestros clientes, siguiendo los parámetros del estándar Passivhaus.
Sin más dilación os dejamos con la interesante charla que mantuvimos.
Tuvimos la oportunidad de conoceros en la VIII Conferencia Passivhaus. ¿Cómo fue la experiencia en el Congreso?
Rotundamente positiva. Aún en tiempos de la comunicación global instantánea resulta enormemente provechoso tener a tantos expertos, proveedores y particulares interesados en un mismo lugar.
¿Ya habíais participado más veces? Si es así, ¿habéis notado cambios respecto a otras ediciones?
Participamos por primera vez como oyentes en la conferencia de Donostia hace seis años. Desde entonces tanto la asistencia como la diversidad de las aportaciones han ido aumentando constantemente. También se nota que los tiempos y el Código Técnico han cambiado: antes hubiera podido parecer una fiesta de chiflados, ahora el concepto Passivhaus es nada menos que la figura que ha dado forma a la normativa que viene en dos años. El año pasado presentamos en la 7ª Conferencia en Barcelona un proyecto de obra nueva de vivienda unifamiliar en Navarra.
¿Alguna ponencia en particular que os llamase la atención?
Había varias, pero de entre los proyectos el de una rehabilitación de una casa del siglo 19 en Durango: muy compleja, detallista a la vez que llena de sorpresas, como es habitual en rehabilitación. Nos pareció también muy interesante una sobre “El bienestar y la salud: la importancia de los espacios edificados”. Finalmente, es esto lo que buscamos con nuestros edificios.
En la conferencia nos hablasteis de la rehabilitación integral de un bloque de viviendas en El País Vasco. Para los que no pudieron asistir, ¿nos podéis contar un poco el proyecto?
Es un proyecto en San Sebastián que empezó de forma muy simple como Inspección Técnica del Edificio (ITE). La comunidad de propietarios al principio quería hacer una rehabilitación de la fachada, que se encontraba en un estado original bastante deteriorado. A medida que revisamos la construcción hicimos sencillos simulacros valorados para distintos escenarios, desde la intervención “sólo fachada” hasta la rehabilitación integral bajo estándar Passivhaus. Aunque la diferencia económica entre los dos extremos era más del doble, el resultado no tenía nada que ver. En varias reuniones y con mucha documentación preparada se lo explicamos a los propietarios y finalmente decidieron lanzarse a la aventura. Uno de los elementos inesperadamente decisivos para los propietarios fue la ventilación mecánica con recuperación de calor, por su efecto deshumidificador y filtración del aire. Si los organismos que prometen ayudas económicas cumplen con su compromiso, los vecinos tendrán una casa de consumo casi cero a precio de una fachada reparada. El proyecto participa en un programa europeo de rehabilitación por fases, y es el primer caso de una intervención tan completa en un bloque de viviendas de los años cincuenta en España.
En la web de vuestro estudio podemos leer que estáis especializados en eficiencia energética. ¿En qué momento decidisteis enfocar vuestras carreras profesionales hacia este ámbito?
En realidad lo hemos hecho siempre, aunque inicialmente no supimos emplear una sistemática de planificación integral. Nuestro primer proyecto fue la rehabilitación integral de una casa del siglo XVII. Allí vimos que una parte sustancial del ahorro energético y lo realmente sostenible está en el propio acto de rehabilitar en lugar de derribar y construir nuevo. Dentro de lo posible siempre fuimos por encima de los requisitos normativos en los aspectos de aislamiento térmico, pero de aquí al consumo casi cero hay un trecho. Una vez llegados a este punto, hemos constatado que allí donde se ha alcanzado un ahorro energético, lo que más valoran de lejos los usuarios es el confort y la salud. Consumir un 80% menos de energía casi pasa a ser un efecto secundario.
Sois un estudio que realiza proyectos bajo el estándar passivhaus. ¿Cuál fue vuestro primera toma de contacto con este estándar?
Después de la conferencia de Donostia teníamos varias consultas que no llegaron a transformarse en encargo. Hasta que conocimos a un cliente que quería convertir su vivienda de nueva construcción en casa pasiva. El problema era que la obra había empezado y hubo que hacer un poco de encaje de bolillos para conseguir lo que queríamos. Vimos lo importante que es el nivel de preparación del proyecto y lo problemática que puede ser la improvisación en obra. Finalmente no cumplimos la exigencia del estándar por poquísimo, pero a pesar de ello el cliente tiene hoy exactamente la misma factura de calefacción anual de su casa que nosotros en la nuestra en un mes de enero. Y con unas condiciones de confort envidiables: nunca menos de 20ºC, sin corrientes de aire, máxima salubridad.
¿Y la primera obra? Habladnos un poco sobre ella.
La primera “pasiva” que planificamos desde principio como tal es una vivienda unifamiliar en Urdiain, Navarra. No fue una rehabilitación, pero una edificación en una parcela estrecha y alargada en un entorno urbanístico muy denso, con poco acceso al sol. Construimos además con un material nuevo, un bloque cerámico relleno de aislamiento, que requirió un trabajo extra de planificación y supervisión en obra. El sistema de calefacción es una estufa de biomasa con impulsión motorizada de aire caliente. La encienden en contadas ocasiones, por lo demás funciona sin consumo de calefacción. Además de la baja demanda la casa cuenta con una pequeña instalación fotovoltaica de autoconsumo. Cuando este invierno por un temporal hubo cortes de electricidad en el pueblo, el cliente nos envió un mensaje que “estaban como si nada en su casa calentita y con la luz encendida”. Su casa era como un faro en el pueblo a oscuras. Presentamos la casa en la conferencia de 2015 en Barcelona, y tuvo buena acogida.
¿Cuál, desde vuestra experiencia, son los aspectos claves a la hora de abordar un proyecto eficiente?
Tienen que coincidir una serie de factores: primero, el impulso debe venir del lado del cliente; tiene que estar convencido. Si él no lo respalda, y no sólo a nivel económico, es una misión posible pero seguramente no exenta de conflictos. Para los arquitectos, lo fundamental es que el proyecto se desarrolle desde principio bajo esta pauta. Incorporar todos los aspectos relevantes requiere un tiempo extra, y todos los posteriores cambios hay que comprobar respecto de su viabilidad. Planificación “sobre la marcha” prohibida.
Luego están los profesionales que intervienen en la construcción. Ellos tienen la función clave de entender que el proyecto y la forma de construirlo no son convencionales. Aplicar las recetas de siempre posiblemente es incompatible con la consecución del objetivo. Un aspecto que recordamos siempre es que el estándar de eficiencia energética en el que nos hemos especializado, el “Passivhaus”, viene de un ámbito donde prácticamente todos los gremios han pasado por una formación profesional dual. Es decir, tres años donde el alumno combina trabajo en la empresa y preparación en la escuela, terminando con un título oficial que le faculta a trabajar con conocimiento de causa. Este sistema incrementa sensiblemente la garantía de éxito de la misión. Y de paso constituye la columna vertebral de la economía alemana. La situación en España es distinta, al menos todavía: los conocimientos se adquieren básicamente en la propia obra, a riesgo de establecerse prácticas equivocadas por la falta de conocimiento teórico.
¿Algún proyecto del que os sintáis especialmente orgullosos?
Orgullo tal vez no sea la palabra, pero en el caso de la rehabilitación que comentamos al principio tenemos la sensación de haber acertado. La obra está aún sin terminar del todo, pero tenemos la sensación de haber logrado una demostración contundente de lo que es posible cuando todos tiran de la misma cuerda. Tenemos mucho que agradecer a los propietarios, que han confiado desde el principio en el proyecto y han apoyado todas las propuestas.
¿Existe demanda en el mercado español para el desarrollo de obras bajo estándares como Passivhaus? ¿Esta demanda es pública, privada…?
La demanda sobre todo en rehabilitación es prácticamente ilimitada. Otra cosa es que se conozca hasta donde se pueden conseguir unas mejores condiciones de confort en las edificaciones y sin apenas gasto de energía. Es necesaria una gran labor de divulgación. Naturalmente está el obstáculo de la financiación, ya que se trata de sustituir la sangría mensual por una inversión única de dimensiones muy superiores aunque a cambio de un beneficio inmediato. Mientras un propietario privado que quiere construir una casa nueva tiene que invertir poco más para obtener un nivel de eficiencia de máxima categoría, en las comunidades de vecinos muchas veces no hay margen para generar una reserva destinada a rehabilitación eficiente. Por otra parte está la clásica figura de la promoción privada, donde los legítimos intereses económicos de la empresa promotora no son automáticamente coincidentes con una mayor inversión en beneficio del usuario. En este punto, la promoción de VPO pública en algunas comunidades autónomas ya está dando señales importantes, que esperamos tengan su repercusión.
¿Cómo veis, en líneas generales, el estado de la arquitectura en España? Y más concretamente, ¿veis en alza los proyectos enfocados a alcanzar sostenibilidad?
Innecesario decir que en la construcción seguimos estando bajo el impacto del desastre del boom inmobiliario, y seguiremos durante tiempo. Nosotros mismos nos hemos podido mantener en el mercado gracias al trabajo extra que nos está proporcionando el nicho de la eficiencia energética, pero de ello sólo no podríamos vivir.
Desde su implantación en Alemania, el estándar Passivhaus ha ido calando en el resto del mundo. ¿Conocéis el estado actual del estándar en España? ¿Queda mucho camino por recorrer?
El estándar Passivhaus es el mismo en Alemania que en España. En función de las condiciones climáticas del lugar, conseguir el objetivo requiere medidas más o menos exigentes. En el País Vasco y el norte de Navarra las condiciones son comparables a las de las regiones moderadas de Alemania. En cambio, en las zonas más calurosas de España las soluciones constructivas evidentemente tienen que ser distintas, enfocadas a la protección solar y refrigeración pasiva más que calefacción. En realidad, lo que hoy es un estándar privado de carácter voluntario, en poco tiempo será normativa de obligado cumplimiento. La próxima actualización del Código Técnico en su apartado de Ahorro de Energía ya debe incorporar valores límite que permitan alcanzar el mismo objetivo. Mientras todos los edificios privados de nueva construcción tienen que cumplir estos requisitos a partir de finales del 2020, los públicos tienen esta obligación el año que viene. Tenemos cierta curiosidad de ver cómo piensan conseguirlo.
¿Creéis necesaria una reformulación de la arquitectura en España para alcanzar esta sostenibilidad y eficiencia energética? ¿Algún país al que mirar?
Más que la propia arquitectura lo que echamos en falta en España es una reformulación en la implicación de la administración pública, en dos aspectos muy concretos. Por una parte, si nos comparamos nuevamente con Alemania, nos damos cuenta de que un arquitecto alemán cobra honorarios dignos y dedica una cantidad de tiempo razonable a los formalismos administrativos. En España los honorarios lamentablemente son objeto de regateo (“lo tomas o lo dejas”), a la vez que la carga administrativa para un arquitecto es inmensa. Para citar sólo un ejemplo: la obligación de justificar en el proyecto el cumplimiento de toda la colección de normativas ¡de obligado cumplimiento! es una práctica más propia de los hermanos Marx que de una administración del siglo XXI. Absorbe una enorme cantidad de energía productiva que deberíamos destinar a asuntos de calidad real, no de papel. Encima, no es garantía para nada, porque los únicos que controlamos la ejecución somos los arquitectos y aparejadores.
El otro punto es el de la FP dual que ya hemos mencionado. Si el empeño administrativo se destinara más a la mejora de la formación, las cosas serían distintas. Nos permitiría pasar menos tiempo en las obras y nos podríamos dedicar a mejorar nuestro servicio y con él la calidad de la construcción.
Finalmente, como a cualquier profesional que presta sus servicios, nuestro objetivo es que el cliente se quede contento. Por eso pensamos que la aportación más potente para una reformulación de la arquitectura debería hacerla el cliente exigiendo el valor añadido que está en la eficiencia, el confort y la salud.
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Gracias a Juana y Peter por dedicarnos un hueco de su apretada agenda para esclarecer los diferentes temas planteados. Ha sido todo un honor poder compartir este rato con vosotros. Estamos seguros que a ti, lector, te apasionará esta entrevista tanto como a nosotros. Si queréis conocer más sobre A+O Arquitectos, no dudéis en visitar su página web.
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