Principios básicos para una casa pasiva

Publicado el 26 octubre 2016

Una casa pasiva siempre está orientada a reducir las necesidades energéticas de calefacción y refrigeración, alcanzando hasta un 75% de ahorro.

Hace un par de semanas publiqué un post arrojando un poco de luz sobre el estándar passivhaus. En él, además de contextualizar su historia, hice mención a las características constructivas ideales que quiere alcanzar esta certificación. Con este nuevo artículo quiero ir un poco más allá y hablaros sobre los cinco principios básicos que toda casa pasiva debe cumplir.

Sin alargarme más, a continuación explico estos criterios: excelente aislamiento térmico, ventanas y puertas de altas prestaciones, ausencia de puentes térmicos, ventilación mecánica con recuperación de calor y estanqueidad del aire.

1. Excelente Aislamiento Térmico:

Alcanzar la excelencia en este ámbito para una casa pasiva es muy beneficioso para la vivienda. Tanto la cubierta como la solera y las paredes exteriores deben tener muy baja transmitancia térmica. La transmitancia térmica se emplea para expresar la capacidad aislante de un elemento constructivo particular (formado por una o más capas de materiales). Desde un punto de vista físico es la cantidad de energía que fluye, en la unidad de tiempo, a través de una unidad de superficie, cuando hay una variación de temperatura de 1ºC.

Como es común en este certificado, en función del clima debemos optimizar el espesor de este aislamiento térmico. Para ello además debemos tener en cuenta el coste y la mejora de la eficiencia energética. Como podemos ver en el estudio Passive-on sobre ejemplos de casas pasivas en el clima mediterráneo, el grosor variará en función de la ciudad. Así observamos, por ejemplo, que los cerramientos verticales  varían de Gerona (25 cm) a Barcelona (15cm) o Murcia (5cm)

2. Ventanas y Puertas de Altas Prestaciones:

Uno de los puntos débiles de las viviendas es la envolvente. El arquitecto deberá trabaja minuciosamente para detectar su ubicación dentro del diseño, para una correcta colocación posterior en la obra.

En este caso particular, a la hora de abordar una casa pasiva emplearemos carpinterías con muy baja transmitancia térmica. A su vez, conviene que las ventanas sean de doble o triple vidrio, rellenas de un gas inerte. ¿Por qué vidrio? Es bajo emisivo para reflejar el calor interior de la vivienda en pleno invierno, para poder mantenerlo en el exterior durante la etapa estival.

Termograma Casa Pasiva

Los tonos oscuros en este termograma muestran el poco calor que se escapa en una casa pasiva (derecha) en comparación a un edificio tradicional (izquierda). CC BY-SA 3.0 Fuente original Passivhaus Institut en Alemania.

3. Ausencia de Puentes Térmicos:

Muchas veces erramos al pensar que la transmisión de energía se da solo en elementos generales como la pared. Y no, no es así. Se producen pérdidas energéticas, o por el contrario ganancias no deseadas, en muchos puntos de la obra, como las esquinas, las juntas o los ejes. Además, las temperaturas superficiales en estas zonas concretas suelen ser inferiores al resto, lo que puede producir la aparición del indeseable moho.

Entonces… ¿cuál es la guía para construir sin puentes térmicos?

Primero, no interrumpir nunca la capa de aislamiento. Segundo, si se interrumpe la capa de aislamiento, emplear un material con una resistencia térmica mayor. Por último, prestar atención a todos los detalles… ¡cuida las juntas entre los diferentes elementos de tu obra!

4. Ventilación Mecánica con Recuperación de Calor:

Una vivienda está constantemente generando calor. O bien por los electrodomésticos, o bien por los habitantes de la misma, entre otros. Un buen sistema de ventilación es el que lo reaprovecha, precalentando el aire entrante antes de expulsar el aire viciado.

Esta cantidad de energía necesaria para acondicionar los habitáculos es muy pequeña. Tanto que la podemos cubrir con pequeñas estufas sin necesitar un sistema tradicional de radiadores. Como podéis suponer, los beneficios son claros: gran ahorro energético y económico.

Compartimos un ejemplo práctico sacado de la web de Passivhaus. En una casa pasiva, con un caudal de aire fresco de 1/3 del volumen de los espacios, se aportan unos 10 W/m de calor. También un 7 W/m² de frío. Por lo tanto, fijamos un límite en la demanda de calefacción y refrigeración de 15 kWh/(m²a)

5. Estanqueidad del aire:

Es habitual que en una construcción tradicional se generen diferentes corrientes de aire. Pueden proceder o bien de las ventanas, o bien por huecos o grietas. Estas entradas de aire provocan incomodidad para el usuario, además de condensaciones interiores.

En una casa pasiva, se logra una alta eficiencia del sistema de ventilación mecánica a través de una envolvente lo más estanca posible. Para conseguirlo, hay que cuidar al máximo las juntas durante la construcción de la vivienda.

Para analizar si el edificio es lo suficiente hermético o no, se emplea el ensayo Blower Door. Con un ventilador situado en la puerta principal, se analiza la diferencia de presión entre interior y exterior. Para un estándar pasivo, el resultado debe ser inferior a 0,6 renovaciones de aire por hora.

Vivienda unifamiliar pasiva Austria

Vivienda unifamiliar pasiva en Vorarlberg (Austria). CC 2.0 Fotografía de Tõnu Mauring.

Como podéis comprobar, una casa pasiva siempre está orientada a reducir las necesidades energéticas de calefacción y refrigeración. Siguiendo los pasos mencionados, se reducen hasta un 75% la necesidad de energía. Esto tiene enormes beneficios para la sociedad pero también para los moradores de las casas passivhaus.

Un tema interesantísimo del que quiero seguir hablándoos en el blog. Permaneced atentos porque en próximos artículos explicaré cómo es el proceso para certificarse Passivhaus. Mientras tanto, para los curiosos, no dudéis en visitar la página oficial de Passivhaus en España.

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