Un ladrillo de micelio 100% orgánico y resistente al fuego, al agua y al moho
Los hongos están en cualquier lugar del mundo. Los podemos encontrar en el aire, en el agua, en nuestro cuerpo o bajo tierra. Además, la parte aérea de algunos pueden servir como base de nuestra alimentación debido a su alto contenido de proteínas, aunque otros, sin embargo, pueden llegar a desencadenarnos enfermedades graves. Sus utilidades son casi infinitas. Una de ellas, es la fabricación de biomateriales para el sector de la construcción basados en el micelio
¿Qué es el micelio?
El hongo es un ser vivo formado por dos partes. El micelio que es la parte interior formada por cientos de minúsculos hilos que tendemos a llamarlos raíces, pero se denominan hifas, y la seta que es la parte visible exterior.
Las características del micelio son sorprendentes ya que posee unas extraordinarias cualidades mecánicas, es hidrófugo, fungicida y resistente al fuego, lo que le convierte en un componente fuerte y sólido que resulta idóneo como elemento de construcción.
Ladrillos totalmente ecológicos
Este hallazgo se dio gracias a Philip Ross, un micólogo que estudia las diversas posibilidades para el uso de los hongos. Junto a otros científicos, se dedicó a estudiar la capacidad del micelio y a experimentar su potencial en el uso de la construcción y, así, descubrieron que, además, el micelio posee una gran capacidad cohesiva que actúa como un pegamento natural y auto ensamblante, lo que les condujo a investigar la posibilidad de fabricar ladrillos, a partir de este elemento.
La seguridad de Ross ante la potencialidad de estos ladrillos ha llevado a que el científico patente su prototipo de estructura de ladrillo hecho con hongos, que presumiblemente pueda ser utilizado para ensamblar paredes y, por lo tanto, estructurar viviendas.
Gracias al micólogo Ross, hemos descubierto que, una vez que se seca, puede utilizarse para formar un material de construcción: un ladrillo 100% orgánico. Puede cultivarse fácilmente y transformarse en cualquier forma, además de tener una consistencia notablemente alta.
El propio Philip, en una entrevista para Glasstire, comenta que el micelio “tiene el potencial de ser un sustituto de muchos plásticos derivados del petróleo. Con estas cosas es posible entrar en la producción de biomateriales. Por ejemplo, aquí en San Francisco (California) podríamos comenzar a producir muchos materiales locales utilizando este hongo y podríamos crear una especie de proyecto piloto.”
Primeros proyectos y más allá de los ladrillos
En 2014, el MoMa (Museo de Arte Contemporáneo de Nueva York) inauguraba el proyecto Hy-Fi en sus espacios, tras alzarse ganador de la décimo quinta edición del Young Architects Program. Este proyecto temporal, diseñado por la oficina The Living, destacó por ser construido con este material orgánico y biodegradable. «Nuestra estructura desvía temporalmente el ciclo natural del carbono para producir un edificio que crece nada más que de la tierra y luego regresa a la tierra: sin desperdicios, sin energía y sin emisiones de carbono», justifica un portavoz oficial de The Living.
Por su parte, una iniciativa de Ecovative ha descubierto que, además de utilizarse para la creación de ladrillos, el micelio también tiene potencial para ser utilizado como aislante térmico y acústico. Y es que, existe la posibilidad de utilizar hongos vivos ‘empaquetados’ entre los paneles de madera que forman paredes. En los siguientes días, el micelio crece y solidifica las partículas sueltas en un aislamiento hermético, al mismo tiempo que se adhiere a las tablas de madera y crea un ‘sándwich’ extremadamente fuerte.
El uso del micelio todavía es prematuro en cuestiones de construcción. Aún es necesario seguir investigando y llevando a cabo experimentos con este material, pero, lo cierto, es que parece que tiene un gran potencial en la arquitectura sostenible.
Moi interesante