Alice Attout y Santiago Cirugeda: “Ha aumentado la demanda de proyectos colaborativos por la pérdida de confianza en las administraciones públicas”

Publicado el 2 noviembre 2022

Santiago y Alice son los dos arquitectos que lideran Recetas Urbanas, un estudio radicado en Sevilla. No se basa en los parámetros habituales de lo que suele concebirse como un estudio de arquitectura al uso: su esencia nace de la autoconstrucción y su nicho de mercado se encuentra en aquellos lugares donde las administraciones públicas no llegan. Suelen trabajar en proyectos constructivos de todo tipo, con mano de obra no especializada y procedente de la sociedad civil, a los cuales forman durante la obra para mejorar eficiencia y garantizar su seguridad. Se trata de un nuevo modelo de estudio de arquitectura. Aquí os dejamos su interesante entrevista:

Entrevista

Isabel Fernández: ¿Cómo definiríais vuestro estudio de arquitectura?
Alice Attout y Santiago Cirugeda

Respuesta de Alice Attout y Santiago Cirugeda: Un cúmulo de personas que van y vienen. Una herramienta que suele ser usada para intentar dar solución allí donde las instituciones públicas no pueden o no quieren meterse.

I.F: ¿Cómo es vuestra metodología a la hora de afrontar los proyectos?

R: Nuestra metodología se basa en intentar incorporar a los usuarios finales o demandantes de un proyecto, junto con una suerte de personas y colectivos que quieren colaborar en un proceso que no suele estar abierto a personas no profesionales. Abarcamos desde el diseño hasta la construcción.

I.F: Algunas de las obras del estudio están especializadas en autoconstrucción. ¿por qué esa perspectiva de la arquitectura?

R: Agiliza en muchos casos el proceso para solucionar un problema en un momento en el que es necesario. Permite concentrar la energía de un grupo de personas: entre todos y frente a una situación de emergencia o circunstancias que no han sido resueltas y se alargan en el tiempo.

I.F: Muchas de vuestras obras están en zonas con mayores necesidades socioeconómicas. ¿Por qué decidisteis enfocaros en la parte solidaria y social de la arquitectura?

R: Es la manera de poder hacer que la arquitectura y su proceso de diseño y producción pueda enriquecerse mediante la inclusión de diferentes grupos de personas que acompañen el proceso, por razones tan distintas como la necesidad de formación, de acompañamiento, la ayuda mutua, el activismo etc. Además, esta participación, muy ausente en la arquitectura convencional, modifica la manera de intervenir y mantener lo construido, la autoestima personal y colectiva, y la posición de negociación con las administraciones. Es lo que llamamos el “Crazy Army”, una agrupación de personas que no han sido escuchadas y atendidas debidamente por administraciones y las cuales, desde nuestra posición, podemos apoyar y dar voz.

I.F: También hacéis obras con una visión sostenible. ¿En qué parte de la construcción sostenible diríais que está más especializado el estudio? Eficiencia energética, materiales de fuentes sostenibles, aprovechamiento de aguas…

R: El objetivo principal del estudio es hacer una sociedad sostenible, gente agrupada en proyectos comunes buscando el desarrollo personal y colectivo con el fin de hacer más efectiva la colaboración con las administraciones, o directamente una autogestión de los procesos arquitectónicos. Normalmente tenemos muchos ojos puestos en la búsqueda de los materiales más adecuados, por lo tanto, según las necesidades de cada proyecto nos adaptamos a él, lo que implica una gran eficiencia energética, ya que intentamos utilizar componentes de cercanías.

I.F: ¿Qué materiales, tecnologías o técnicas constructivas ecofriendly destacaríais más de vuestras obras?

R: Debemos igualmente adaptar cada proceso a las diferentes capacidades los distintos procedimientos y participantes.

Imagen del proyecto Aula Abierta Torresoto, en Jerez de la Frontera
I.F: La colaboración ciudadana es parte esencial de vuestro trabajo. ¿Diríais que es sencillo encontrar esa ayuda en España?

R: Nuestra experiencia, en 20 años, ha sumado la colaboración de más de 8.000 personas en proyectos de construcción inclusiva, la gran mayoría en España, donde hemos conseguido informar e involucrar a la gente, con un trabajo muy preciso para enseñar los mecanismos de construcción, de montaje y los tiempos necesarios para que lo puedan conciliar con sus actividades personales.

I.F: Estáis, junto otras organizaciones, en Arquitecturas Colectivas. ¿En qué consiste esta red? ¿Cómo os ayuda?

R: Arquitecturas Colectivas es una red de personas y colectivos que promueve la construcción participativa del entorno urbano. Nació de una oportunidad de reutilización de materiales y se formalizó con la intención de reivindicar formas alternativas de producción del entorno, no solo como un equipo aislado sino como una red capaz de presionar a las administraciones en base a experiencias reunidas. Cuenta con grupos de trabajo y espacios de encuentro para compartir experiencias, protocolos y preocupaciones, pero es una agrupación difícil de mantener en el tiempo al no depender de ninguna institución oficial ni contar con ningún presupuesto.

I.F: ¿Creéis que las certificaciones sostenibles, cada vez más numerosas, son un sistema que fomenta las obras ecofriendly y acerca esta perspectiva a los ciudadanos?

R: Si se usan bien, y se auditan debidamente, sí.

I.F: ¿Algún proyecto o proyectos que destaquéis especialmente? ¿Por qué?

R: El Aula de Convivencia del CEIP Europa en Montequinto (Dos Hermanas – Sevilla) y el Centro Sociocomunitario en Cañada Real Galiana (Madrid). Ambos por la gestión público-privada, por el esfuerzo en reutilización de materiales y por la participación ciudadana cumpliendo en todo momento el Código Técnico de la Edificación. El Centro Sociocomunitario, además, destaca por ser un edificio autosuficiente. Ambos proyectos han sido retratados en los documentales Mamá, de Mayor Quiero Construir Como Tú (2019) y Permitido el Paso (2019).

Centro Sociocomunitario en la Cañada Real Galiana (Madrid)
I.F: En base a las peticiones de vuestro estudio, ¿creéis que ha aumentado la demanda de obras de colaboración ciudadana? De ser así, ¿es porque ha cambiado la mentalidad de los ciudadanos o ha sido un cambio de oferta de la industria?

R: Ha aumentado la gente que nos pide resolver proyectos de complicada solución, incluso asumiendo ciclos de alegalidad, quizás por un agotamiento o pérdida de confianza en su capacidad de resolución por parte de las administraciones.

I.F: ¿Cómo os podrían ayudar las administraciones para mejorar el día a día o vuestro modelo de negocio?

R: Entender lo que hacemos y escuchar a la ciudadanía, por supuesto. También mejorando la redacción de los pliegos de contratación al incluir cláusulas sociales para hacer que las premisas del proyecto se basen en la sostenibilidad y la inclusión social.

Muchas gracias a los dos, estaremos muy atentos para ver cómo evoluciona el mundo de la arquitectura colaborativa y vuestros nuevos proyectos.

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