El arroz, protagonista intergeneracional en la arquitectura sostenible 

Publicado el 27 marzo 2023

Recuperar las prácticas de aprovechamiento de antaño es ya una necesidad para combatir la emergencia climática. Con el crecimiento de las ciudades y los nuevos avances, la humanidad perdió la costumbre de construir sus hogares con los materiales que ofrece la naturaleza. Parece que hemos olvidado que los recursos naturales y de proximidad pueden ofrecer excelentes resultados para construir, siendo además respetuosos con el medio ambiente. A veces tan solo hace falta buscarlos en nuestra cocina.  

En el post de hoy hablamos sobre el arroz, un alimento con unas propiedades magníficas que ya aprovechaban los ciudadanos chinos hace milenios para sus obras de construcción. A muchas personas les sorprenderá saber que el secreto de la resistencia de la Gran Muralla China es precisamente el uso de arroz en sus cimientos.  

Al igual que sucede con la café, en lugares como Colombia se acumula gran cantidad de deshechos de las plantaciones de arroz. En el caso de estas, los desperdicios se destinan al aporte de biomasa para diversos sectores, pero, aun así, el excedente es muy elevado. Las cantidades ascienden a los miles de toneladas. Desaprovechar esa montaña de residuos aparentemente “inservibles” es desperdiciar la oportunidad de obtener un doble beneficio para el medio ambiente: conseguir materiales duraderos y reducir el número de emisiones.

Los puntos fuertes del arroz

De la planta del arroz se pueden aprovechar muchas cosas: desde su paja y salvado hasta su cáscara. Esta última destaca por su alta resistencia, baja densidad y capacidad de aislamiento acústico. Además, el arroz es rico en sílice, un compuesto químico de la naturaleza que favorece su impermeabilidad. Esto hace que sea una buena opción para fabricar sellantes.

El secreto de la Gran Muralla China La Gran Muralla China es considerada una de las 7 Maravillas del Mundo. Este monumento lleva más de dos milenios en pie y ha sobrevivido a todo tipo de desastres naturales, incluyendo terremotos. Su estado de conservación actual sigue asombrando a los millones de visitantes que se acercan a admirarla. Los ladrillos de sus muros están unidos con tanta fuerza que la maleza apenas ha brotado entre sus uniones.

El secreto de la muralla más resistente del mundo está en la innovación de los constructores chinos con el alimento más típico de su gastronomía. Ellos fueron los desarrolladores del primer mortero compuesto de la historia, una mezcla a base de cal apagada y harina de arroz dulce.

El estado intacto de la construcción motivó el estudio de la composición química de la masa de arroz. Un equipo de investigadores de la Universidad de Zhejiang detectó que la alta resistencia del compuesto se debe a la amilopectina, un tipo de carbohidrato que posee el arroz. De los estudios de esta sustancia se deducen tres grandes ventajas: la alta impermeabilidad, la excelente conservación de la forma y el fortalecimiento de la masa con el paso de los años.

El uso del arroz en construcciones contemporáneas

Los estudios para sacar el máximo partido a los residuos del arroz y fomentar su uso constructivo llevan años desarrollándose en todo el mundo. En España, el Consell de la Generalitat Valenciana ha aprobado recientemente un convenio de colaboración entre la Vicepresidencia Segunda y la Conselleria de Vivienda y Arquitectura Bioclimática y el Consejo Agrario Municipal de Valencia (CAB) para favorecer el uso de la paja de arroz como material de bioconstrucción.

El acuerdo se concreta en el acompañamiento y colaboración para la recogida, transporte y almacenamiento de la paja de arroz para su uso en un proyecto piloto de vivienda pública situada en Valencia. Antes de la aprobación de este convenio, las propuestas para rescatar el gran excedente de paja en los arrozales de L’Albufera ya se habían puesto en marcha. Aprovechando este recurso, en junio de 2022 se construyó en Meliana un nuevo centro de día. Se trata del primer edificio bioclimático impulsado por una administración pública en España.


Centro de día de Meliana, construido por Grupo Serpa.

En el proceso de construcción se utilizó la paja prensada de arroz para crear una estructura de madera con módulos envolventes, recubierta de telas impermeables y transpirables.

Paja de arroz usada en la construcción del centro. © Grupo Serpa

Aprovechar esta paja permite limpiar de deshechos los campos de cultivo evitando tener que quemarla, una práctica altamente contaminante para la fauna, el aire y el agua. Además, el uso de un material sostenible y de proximidad reduce las emisiones de CO2 y reduce la presencia de substancias químicas en el ambiente. Se consigue, así, una solución para el medioambiente y para el bienestar de los usuarios, ofreciéndoles un espacio más saludable.

Sin duda, en el arroz encontramos una alternativa para la construcción sostenible que lleva años aportando sus virtudes en diferentes tipos de edificaciones: desde alguno de los monumentos más importantes de la humanidad a lugares que ofrecen servicios públicos de primer orden.

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