Construcciones orgánicas pioneras: la Villa Mairea
La cultura escandinava siempre está a la vanguardia del progreso, y su estilo arquitectónico no podía ir por otro camino. En lo que respecta a las construcciones orgánicas los diseñadores Erik Gunnar Asplund de Suecia y Alvar Aalto de Finlandia son los más paradigmáticos. Ambos llevaron la preocupación por la vida de las personas y la adaptación a la naturaleza a su ejercicio constructivo. La obra que mejor ejemplifica esta corriente de pensamiento es la Villa Mairea ubicada en Noormarkku, Finlandia.
La Villa
Esta vivienda tiene una estructura que se adapta a la perfección al entorno donde se encuentra, siguiendo la máxima de cualquier autor organicista: que la construcción parezca que ha nacido de la propia naturaleza. A diferencia de la casa de la cascada de Lloyd Wright, los mecenas que encargaron la edificación sí querían un proyecto experimental. Las peticiones requerían una casa de lujo de inspiración rústica junto a un taller que se dedicaría al arte pictórico. Gracias a la buena financiación y la libertad creativa, Alvar Aalto creó una de las obras que mejor ejemplifican la arquitectura orgánica.
La construcción se produjo entre 1937 y 1939, época de progresismo económico pre Segunda Guerra Mundial dominada en el arte por las corrientes modernistas y racionalistas. En la Villa Mairea se puede observar una nueva conciencia de los espacios internos cuya ejecución viene precedida de un estudio del entorno. Para que la identificación entre el exterior y el interior fuera plena, Aalto y su estudio analizaron la naturaleza de la ubicación. Una vez comprendido el ambiente y los movimientos naturalísticos de la finca, se decide a construir espacios envolventes que vayan acorde con el hábitat autóctono. La estructura está concebida en dos niveles, con todo el exterior definido por una serie de terrazas y voladizos en formas geométrico-orgánicas.
Estructura y materiales
La concepción principal para la construcción de la vivienda se basaba en la creación de un espacio donde el arte y la vida cotidiana se mezclaran. Aalto aboga por una perfecta fusión entre el racionalismo y el funcionalismo imperante con una mentalidad naturalística que equilibre la importancia del uso doméstico con su impacto visual y medioambiental. La unión entre fuera y dentro es total, la villa compatibiliza ambos ambientes en tres ejes: el patio, el interior y la naturaleza exterior. El bosque pasa a ser parte activa del edificio.
Los materiales que se utilizan en la Villa Mairea tienen un carácter sincrético, priorizando componentes de origen natural que no desentonen con el paisaje de alrededor. En caso de resaltar algún elemento, la piedra y la madera son las grandes protagonistas. La primera en los zócalos y el pequeño muro que protege la parte trasera de la sauna y cierra el patio, evocando un clásico lago finlandés. La utilización de la segunda, la madera, proviene del gusto de Aalto por la arquitectura japonesa, una de las influencias más ostensibles de esta construcción. Los paneles y pilares de madera recubren el exterior de la casa, que junto con algunos detalles cerámicos dotan a la edificación de una permeabilidad total con el exterior.
Apoyo a la innovación
A diferencia de otros autores que seguían la filosofía orgánica en sus obras, Aalto fue apoyado y promovido en su nueva concepción de la arquitectura. Tanto Lloyd Wright como Gaudí fueron muy criticados por sus edificaciones traicionando la rectitud y el funcionalismo reinante, ya que apostaban por formas curvas, tal y como están en la naturaleza, sin embargo, la mentalidad escandinava aplaudió la cultura organicista, como demuestra su presencia como un valor imprescindible en el pabellón finlandés para la Exposición Universal de Nueva York de 1939.
Cuando se permite a los artistas libertad de acción para concebir y ejecutar pueden crearse obras de la altura de la Villa Mairea, paradigma de las construcciones orgánicas. Al contrario que otras culturas, los nórdicos ejemplificaron en la figura de Aalto el futuro de la arquitectura. Una mentalidad ecológica que convivía y apreciaba aquello que la naturaleza ofrecía y necesitaba en pro de la sostenibilidad.