La importancia de la Declaración Ambiental de Producto en la construcción sostenible
En ocasiones, los estudios de arquitectura pueden tener dudas a la hora de verificar la sostenibilidad de los fabricantes de materiales para la construcción. En este contexto, cobra especial relevancia la Declaración Ambiental de Producto (DAP), un certificado estandarizado a nivel internacional que contiene información detallada sobre el impacto de un producto sobre el medioambiente en todas las etapas de su ciclo de vida.
La DAP no es un documento obligatorio por ley, sino que las empresas lo adoptan de manera voluntaria. Su obtención aporta transparencia al proceso de fabricación, comercialización y reciclaje de un producto, de forma que los consumidores puedan conocer las implicaciones ambientales de aquello que están comprando.
Un sector que puede presumir de tener la DAP es el de la pizarra natural, que en 2023 renovó este sello de compromiso ambiental por un periodo de tres años. Esta etiqueta garantiza las credenciales de sostenibilidad de la pizarra, promoviendo un consumo responsable y sostenible de este material. También los revestimientos de granito ornamental con variedades de países nórdicos, España y Galicia, cuentan con una DAP, vigente hasta 2026, que acredita su carácter sostenible como material constructivo.
Análisis del Ciclo de Vida
El primer paso es la definición del alcance de la DAP, en el que se establecen el tipo de producto, los límites del ciclo de vida y los diferentes indicadores ambientales que van a ser medidos. A continuación, el Análisis del Ciclo de Vida (ACV) evalúa el impacto de un producto sobre su entorno de forma integral, desde la extracción o adquisición de materias primas hasta su disposición final como residuo.
El ciclo de vida de un producto se desarrolla en cinco fases: obtención y transporte de las materias primas necesarias para su fabricación, producción y embalaje, transporte y distribución a los puntos de venta o al usuario final, uso por los consumidores y fin de vida.
En función del alcance del ACV aplicado, podemos identificar tres métodos de evaluación de sostenibilidad, de menor a mayor profundidad:
- “De la cuna a la puerta”: El análisis refleja únicamente el impacto ambiental del producto en las fases de producción y construcción. Al no tener en cuenta todas las etapas de su ciclo vital, los resultados son parciales e incompletos.
- “De la cuna a la tumba”: El análisis muestra el impacto en una economía lineal, sin tener en cuenta el reciclaje de los materiales tras el fin de su vida útil. Supone un avance con respecto al método anterior, ya que contempla el ciclo de vida completo del producto. En el caso de la pizarra natural, su sostenibilidad se evaluó a través de este método.
- “De la cuna a la cuna”: Las DAP que emplean este análisis son las más completas, ya que, por un lado, analizan todas las fases del ciclo de vida del producto y, por el otro, incorporan la componente de descarga ambiental, que calcula el potencial de reutilización, recuperación y reciclaje de los materiales. Este factor es esencial para los estudios especializados en arquitectura sostenible, para los que aplicar una mentalidad enfocada en la economía circular es una de sus principales prioridades.
Los datos obtenidos del ACV se utilizan para evaluar la huella ambiental del producto a través de diferentes indicadores cuantitativos, como el consumo de energía, las emisiones de gases de efecto invernadero, el consumo de agua, las emisiones de sustancias tóxicas o la generación de residuos, entre otros.
Los resultados se presentan en un informe, que debe estar redactado con transparencia y resultar comprensible para todos los públicos. El documento debe estar basado en directrices globalmente aceptadas, como las normas ISO, para asegurar su calidad y fiabilidad.
La última fase consiste en someter el informe a la verificación de una entidad independiente y de reconocido prestigio. El registro de los resultados de la DAP en bases de datos facilita su consulta por los agentes interesados en conocer el grado de sostenibilidad de un determinado producto.
Programa GlobalEPD
GlobalEPD es un sistema de ecoetiquetado tipo III (el más restrictivo), bajo la norma ISO 14025, por el cual se concede una Declaración Ambiental de Producto verificada por un tercero por un periodo de validez de 5 años. Esta iniciativa nace como solución a la necesidad de unificar los criterios para determinar si un producto o servicio es o no sostenible.
En España, desde el año 2011, la entidad administradora de este programa conforme a la Norma UNE-En ISO 14025 es AENOR. Para emitir una Declaración GlobalEPD, el organismo verifica su conformidad con las reglas de aplicación, la metodología (incluyendo el ACV), así como la calidad y exactitud de los datos. El resultado es una DAP verificada, fiable y con amplio reconocimiento.
Las Reglas de Categoría de Producto (RCP), publicadas como norma técnica o por un programa reconocido, para la elaboración del ACV de un producto aseguran el seguimiento de unos criterios coherentes para una familia de productos con funciones equivalentes y permite su comparación.
Para productos y servicios de construcción, se emplea la Norma Europea EN 15804, que facilita la identificación de la información ambiental de los productos de construcción en Europa, al constituir una referencia armonizada y reconocida. Hasta 2022, AENOR contemplaba 11 reglamentaciones específicas de productos de la construcción, que determinan cómo proceder con el cálculo del ACV para generar la DAP:
- Productos largos de acero: Barras corrugadas, perfiles laminados, mallazos para estructuras de hormigón…
- Recubrimientos cerámicos: Baldosas y azulejos.
- Cementos.
- Productos con base yeso: Placas de escayola y yesos para proyectar.
- Morteros: Morteros para recrecidos, para albañilería, revoco, morteros armadura…
- SATE (Sistema de Aislamiento Término por el Exterior).
- Productos de arcilla cocida: Tejas cerámicas, bovedillas, ladrillos y bloques, adoquines…
- Madera y derivados de la madera: Parqués y suelos.
- Productos y sistemas eléctricos y electrónicos: Cuadros, caja de derivación, aisladores…
- Hormigón: Productos prefabricados.
- Ventanas y puertas.
Beneficios de la DAP
La DAP proporciona a los arquitectos y diseñadores transparencia, seguridad y la posibilidad de comparar materiales para comprobar cuáles son más sostenibles. También introduce los conceptos de la economía circular en el sector de la construcción, dejando atrás la llamada economía lineal, que consiste en extraer, fabricar, usar y tirar. Este sistema es perjudicial para las personas y el planeta, y dificulta la continuidad de determinadas materias primas.
Este documento también muestra con datos técnicos el grado de implicación en la sostenibilidad que tiene una empresa fabricante de materiales para la construcción. Además, fomenta la implementación de innovaciones en el diseño, fabricación y gestión de los materiales; identificando previamente posibles fallos, áreas de mejora y oportunidades para reducir su huella ambiental.
Por último, los resultados del DAP son reconocidos durante el proceso de certificación de edificios sostenibles a través de métodos como el americano LEED, el británico BREEAM o el español VERDE.