Un hotel sostenible recrea las emblemáticas viviendas – cueva granadinas
Rincones llenos de secretos y leyendas. Calles y barrios que cuentan historias. Azulejos, arte, la Alhambra. La ciudad de Granada es característica por sí sola. Y una de sus muchas peculiaridades es, sin duda, su arquitectura. Más allá de sus emblemáticos monumentos, como la Catedral o la Alhambra, cuenta también con otra seña de identidad arquitectónica: las cuevas de Sacromonte, y de toda la provincia.
Se trata de cuevas excavadas en grutas naturales de la montaña con la ventaja de que ofrecen una temperatura constante, de unos 18ºC, durante todo el año; en invierno son calientes, mientras en verano son fresquitas y agradables. Sin duda, un claro ejemplo de arquitectura bioclimática, que consiste en diseñar edificaciones teniendo en cuenta las condiciones climáticas de su ubicación, y aprovechando los recursos disponibles (sol, vegetación, lluvia, vientos). Todo ello, para disminuir el impacto medioambiental, e intentando reducir el consumo de energía.
Construcciones históricas
Antiguamente, estas cuevas dieron cobijo a la población musulmana y judía que había sido expulsada de sus viviendas. Y, más tarde, se unieron también a la vida de las cuevas los gitanos de costumbres nómadas, que las habitaron de forma relativamente estable desde, al menos, el siglo XVIII. En la actualidad, estas cuevas son auténticos templos y museos de arte gitano, frecuentados por turistas y visitantes de todo el mundo.
Esta arquitectura subterránea, fiel reflejo de los cambios históricos, sociales y económicos de Granada, es un claro ejemplo de sostenibilidad desde la época prehistórica. Cuevas y casas cueva que se mimetizan con el paisaje y relieve, dotando de una belleza plástica única a su entorno y que, además, ejercieron de abrigos naturales, aportando a sus habitantes seguridad y aislamiento.
Tradición e innovación
Estas características han llamado la atención de numerosos profesionales e investigadores. Tanto es así que, recientemente, un grupo de investigación de la Universidad de Alicante ha llevado a cabo un proyecto de investigación y desarrollo, recuperando materiales y soluciones construcciones tradicionales, del que ha surgido el diseño de un hotel- cueva, que ya ha iniciado su primera fase de ejecución.
Bajo el nombre de “La Herradura”, es un proyecto de rehabilitación de más de 70 viviendas-cueva para uso turístico en el Altiplano de Granada, en la localidad de Huéscar. Diseñado por el grupo de investigación Aedificatio, de la Universidad de Alicante, contará con diferentes soluciones para aportar y fomentar la eficiencia energética, así como otras medidas sostenibles y de integración con el entorno. Y es que este hotel- cueva pretende convertirse en un conjunto habitable resiliente y de bajas emisiones, fundamentadas en las propias características de aislamiento de estas tradicionales construcciones. Y, al mismo tiempo, apostar por las nuevas tecnologías y soluciones innovadoras.
Con la participación de profesionales de las universidades de Alicante, Granada, Milán, Nueva York, La Habana y Bogotá, y con la colaboración de autoridades municipales, autonómicas y municipales, y financiación europea, este proyecto tratará de poner en valor el patrimonio histórico granadino, creando un referente de vivienda-cueva conectado con la actual normativa de edificación y cambio climático.
Sostenibilidad y eficiencia energética
Estas construcciones, que deben su éxito histórico a su natural aislamiento térmico, cuentan con temperaturas interiores de entre los 17 y 24 ºC, por lo que consumen poca energía para mantener los interiores confortables. Así, el hotel “La Herradura” contempla soluciones para ser eficiente en la construcción de cuartos húmedos (cocina y baños), proyectadas con adobe y tapial (construcción en tierra) para conservar el aislamiento.
Su construcción se basa en la eficiencia energética, la accesibilidad universal, soluciones urbanísticas sostenibles y la integración social con el entorno habitado. Además, se utilizarán materiales autóctonos y sostenibles como el adobe, yeso, cal o el esparto.
Todas estas medidas se combinarán con otras tecnologías como la implementación de sensores para medir la calidad del aire, temperatura, humedad y sensores de movimiento para prever el posible colapso estructural.
Tradición e innovación. Artesanía y tecnología. Pasado más presente que nunca. Volver a los orígenes para sacar lo mejor de ellos y afrontar algunos retos de la actualidad, como el cambio climático, es una de las grandes lecciones de la sostenibilidad. Y este proyecto de hotel – cueva es un gran ejemplo de ello.