La arquitectura religiosa sostenible también existe: Capilla Salgenreute en Austria

Publicado el 29 octubre 2020

Desde los proyectos más pequeños hasta los más ambiciosos provocan impacto en el entorno. Por eso debemos poner la misma intención en todos ellos, minimizando al máximo el impacto de los mismos. Ningún proyecto se queda atrás, sea del carácter que sea, incluso los de arquitectura religiosa.

Es el caso de la Capilla Salgenreute. Un pequeño proyecto, pero de una gran ambición sostenible, desarrollado por el arquitecto Bernardo Bader en el paisaje alpino de Nagelfluhrücken, cerca de Krumbach, Austria.

Utilización de materiales sostenibles

Se trata de un edificio construido en madera y piedra, materiales nobles utilizados tradicionalmente en la región. Estos materiales hacen que la obra se funda en el paisaje, dejando una pequeña silueta de forma expresiva que sigue las líneas de la arquitectura eclesiástica y tradicional de la zona.

Ubicada en el mismo lugar que la antigua capilla dejó, se construyó esta al no ser posible rehabilitar la anterior. Un paisaje forestal rodea la construcción que aparece como una esfinge en medio del prado.

Sobre una base de piedra caliza se erige la estructura íntegramente en madera. El diseño se hizo con listones de alerce cortados a mano y dispuestos horizontalmente. Expuestos a los efectos de los rayos del sol, hacen que poco a poco se vayan oscureciendo, adquiriendo un tono negro en la parte sur, y gris plateado hacia el norte. Esta pátina natural protege el interior de la climatología e integra el edificio en el entorno.

A la entrada de la capilla se creó un vestíbulo que protege a los visitantes de la intemperie. La puerta, construida por artesanos locales en latón martillado, da paso al interior donde encontramos una única habitación realizada completamente en madera. Un espacio para la oración que de forma solemne y simple se recubre con doce marcos, referenciando a los doce apóstoles a la vez que refuerzan la estructura y evitan que los listones se curven.

La madera elegida para recubrir el interior del espacio es el abeto sin tratar, que se utiliza también para los bancos que se disponen de forma ordenada y armoniosa en filas.

Una ventana frontal deja pasar la luz que baña el espacio y acerca la naturaleza al interior de la capilla. El tratamiento dado a la madera que rodea la ventana hace que se vea blanca y aumente la claridad del espacio.

Un trabajo en comunidad

La capilla es fruto del trabajo conjunto entre el estudio de arquitectura, artesanos y vecinos. De este modo se promueve también la economía circular y la riqueza local. 

Varios años transcurrieron entre el diseño y la construcción, en donde los voluntarios que se sumaron al proyecto aportaron ideas y mano de obra. De esta forma la capilla forma parte indivisible de la comunidad en la que se ubica.

Esta pequeña construcción da ejemplo de lo que se puede hacer aunando esfuerzos y respectando el espacio. El culto religioso puede, y debe, ser también sostenible.

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