La recuperación de canteras para otros usos ya es una realidad
La recuperación de espacios inutilizados para darles nuevos usos es una práctica que simpatiza en gran medida con la arquitectura sostenible. Y uno de esos espacios son las canteras.
La minería a cielo abierto es uno de los procedimientos más utilizado para la extracción de materiales naturales como la pizarra o la piedra. Irremediablemente, las canteras alteran el paisaje del entorno en el que se ubican. No obstante, la recuperación de estas actuaciones es hoy en día un imperativo, que da lugar a grandes posibilidades.
Gracias a los avances científicos y tecnológicos, actualmente es posible recuperar estas zonas una vez el material haya sido extraído. Darles una segunda vida a todos estos espacios es fundamental. Y darles a estas superficies una segunda vida implica, por una parte, generación de trabajo, y por otra, riqueza ambiental. Es decir, un win-win para los trabajadores de este sector y para el entorno social donde se desarrolla esta labor.
¿Cómo reconstruimos una cantera?
Reconstruir estas zonas ecológicamente no es tarea fácil. El restablecimiento de un ecosistema que ha sufrido extracciones de algún material sigue una secuencia temporal con variables que son complejas. Para cada cantera recuperada se establece un plan de actuación específico, siempre teniendo en cuenta los riesgos que se encuentran asociados a todo el proceso.
Pero, lo que nunca puede faltar es la reconstrucción del suelo. Los problemas más habituales que nos podemos encontrar a la hora de realizar este proceso es el desconocimiento de la cantidad de residuo a aplicar y los efectos que producirá las distintas dosis, la profundidad de la mezcla, las características del terreno y el residuo en sí mismo. Pero todo se soluciona con un buen estudio previo y la gran labor de científicos agrarios.
¿Qué pasos suelen ser los más frecuentes para lograr la reconstrucción del terreno?
Aunque, como hemos dicho antes, para cada cantera recuperada se establece un plan de actuación, existen tres fases que suelen ser comunes a este tipo de reconstrucciones:
1º. Antes de proceder a la colocación del residuo a aplicar en cada cantera, lo normal es remodelar la geometría de los apilamientos mediante el movimiento de materiales que integran la escombrera. Las grandes pendientes que suelen tener las canteras no permiten una colonización rápida, permanente y evolutiva, lo cual no garantiza la reconstrucción absoluta de la zona. Por tanto, realizar este primer paso suele ser siempre necesario.
2º. Sellar la superficie en base a diferentes tipologías según la necesidad de la cantera es fundamental para que los elementos geosintéticos se anclen a la zona.
3º. Sobre este sellado, se suministra la tierra adecuada mediante enmiendas para ser soporte de las nuevas plantas. Una vez la tierra se vuelve cultivable mediante la protección eficaz de los procesos erosivos, las semillas de las especies se siembran de acuerdo con las necesidades de la zona.
¿Puede el entorno volver a ser igual después de una explotación minera?
La respuesta es sí. Estas restauraciones permiten recuperar los terrenos afectados para nuevos usos. Estos usos pueden ser desde forestales, agrícolas, industriales o de servicios. Incluso en algunos casos, el entorno natural de las superficies restauradas puede ser mejor que el existente antes de iniciar la explotación. Gracias a las técnicas de actuación actuales para reconstruir una cantera, es posible que se regenere un sistema natural más diverso y controlado.
Casos de éxito
En España se han llevado a cabo muchas recuperaciones de este tipo (y de otros), sobre todo desde el año 2010. Por ejemplo, La Revilla (Orejana, Segovia), se restauró un diseño geomorfológico mediante un proceso ecológico. Se trataba de una cantera abandonada de arenas que, diez años después, la evolución del espacio ha sido espontánea convirtiéndose en un lugar verde. Otro ejemplo increíble es de la Cantera Rosales ubicada en Hellín, Albacete. El proyecto, fundamentado en la filosofía del Land Art, es una reconstrucción geométrica del terreno por medio de la reutilización de los sobrantes de la propia actividad, para así crear un paisaje totalmente nuevo y contemporáneo.
Por suerte, estamos avanzando hacia lugares cada vez más verdes y tratamos de enfocar nuestros esfuerzos en minimizar el impacto que le producimos a nuestro planeta. De hecho, actualmente los proyectos industriales y mineros ya van asociados de un plan de restauración desde el inicio del proyecto. En definitiva, estamos aprendiendo.