El nuevo Reglamento Europeo de Productos de Construcción: un paso adelante para el impulso de la arquitectura sostenible
El sector de la construcción en Europa se enfrenta a un cambio significativo con la reciente actualización del Reglamento Europeo de Productos de Construcción ((UE) 2024/3110). Este nuevo marco normativo sustituirá al que lleva en vigor desde 2011 ((UE) 305/2011) y entre todos los cambios que trae consigo destaca la modificación de la propia definición de ‘producto de construcción’.
Además, incorpora novedades en las obligaciones para los fabricantes, los importadores y otros operadores económicos, y refuerza la vigilancia del mercado, así como la protección de los consumidores.
Pero ¿qué implica exactamente esta nueva regulación y cómo afecta al ámbito de la arquitectura sostenible?

¿Qué es el Reglamento Europeo de Productos de Construcción?
El Reglamento Europeo de Productos de Construcción (RPC) establece las normas comunes para la comercialización de productos utilizados en obras de edificación e ingeniería civil dentro de la Unión Europea (UE). Su objetivo principal es garantizar que estos productos cumplan con unos requisitos específicos en materia de seguridad, calidad y sostenibilidad, facilitando, además, su libre circulación en el mercado único europeo.
Esta nueva versión del Reglamento actualiza y refuerza la normativa existente, introduciendo medidas más estrictas en materia de impacto ambiental, trazabilidad de materiales y durabilidad de los productos. En este sentido, la actualización busca alinearse con el Pacto Verde Europeo y el Plan de Acción para la Economía Circular, con el objetivo de impulsar un cambio hacia un modelo más responsable en la industria de la construcción. Además, en cuanto a seguridad se refiere, refuerza el marco normativo en el uso de materiales, minimizando riesgos para los usuarios finales.
Principales novedades en el RPC
El nuevo Reglamento introduce una serie de modificaciones clave que impactarán sobre la actividad de fabricantes, arquitectos y constructores:
- Requisitos de sostenibilidad más estrictos: Se establecen criterios específicos sobre la huella de carbono, la eficiencia en el uso de recursos y el impacto ambiental de los productos de construcción. Se exigirá a los fabricantes pruebas detalladas sobre la sostenibilidad de sus materiales y se promoverá el uso de componentes con menor huella ecológica.
- Mayor control sobre sustancias peligrosas: Se refuerzan las regulaciones sobre el uso de químicos en materiales de construcción, asegurando que sean seguros para la salud y el medio ambiente. Esto implica un cambio en la formulación de muchos productos y una mayor supervisión en su fabricación.
- Digitalización de la información: Se impulsa la creación de pasaportes digitales de productos, lo que facilitará el acceso a datos detallados sobre su ciclo de vida, procedencia y rendimiento ambiental. Estos pasaportes permitirán un mayor control y facilitarán la toma de decisiones basada en datos.
- Fomento de la economía circular: Se promueve la circularidad de los materiales, exigiendo a los fabricantes mayor transparencia sobre su capacidad de reciclaje y reutilización. La idea es reducir la cantidad de residuos generados por la construcción y mejorar la eficiencia en el uso de los recursos naturales.
- Mayor responsabilidad para fabricantes y distribuidores: Se intensifican los controles de calidad y trazabilidad de los materiales, estableciendo sanciones más severas para quienes no cumplan con la normativa. Esto pretende generar mayor confianza en el mercado y facilitar la identificación de productos con mejores prestaciones.
- Estandarización de criterios de evaluación ambiental: Se incorporan metodologías uniformes para evaluar el impacto ecológico de los productos de construcción, permitiendo una comparación más transparente entre distintos materiales.
Una gran oportunidad para la arquitectura sostenible
Para los profesionales de la arquitectura sostenible, este Reglamento supone tanto desafíos como oportunidades. A continuación, enumeramos los principales aspectos a tener en cuenta:
- Selección de materiales: Los arquitectos deberán optar por materiales con menor impacto ambiental, priorizando aquellos con certificaciones que garanticen su sostenibilidad y seguridad. Será fundamental conocer el origen y la composición de los productos utilizados para cumplir con las exigencias regulatorias.
- Innovación en el diseño: La necesidad de cumplir con requisitos de circularidad y eficiencia energética impulsará nuevas soluciones arquitectónicas que optimicen el uso de recursos y minimicen residuos. Se fomentarán prácticas como el diseño modular, el uso de materiales reciclables y la maximización del rendimiento térmico de los edificios.
- Mayor transparencia: Gracias a los pasaportes digitales de productos, los arquitectos tendrán acceso a información detallada sobre el impacto ambiental de los materiales, permitiéndoles tomar decisiones más informadas y alineadas con los principios de sostenibilidad.
- Adaptación a normativas futuras: Este Reglamento sienta las bases para futuras regulaciones aún más exigentes en materia de sostenibilidad, por lo que las empresas del sector deberán anticiparse y adaptarse a estos cambios, incorporando procesos de fabricación más eficientes y utilizando materias primas con menor huella ecológica.
- Desafíos en la implementación: La adaptación a estas nuevas exigencias no será inmediata y requerirá inversiones en investigación, formación y actualización de normativas locales.

El nuevo RPC marca un punto de inflexión en el sector de la construcción, impulsando una transición hacia prácticas más sostenibles y responsables. Para la arquitectura sostenible, supone una oportunidad para consolidar su papel como impulsora del cambio, apostando por el uso de materiales innovadores, el diseño eficiente y la transparencia en la cadena de suministro.
Aunque su implementación puede suponer algunos retos, como la adaptación a nuevos procedimientos y la exigencia de mayor documentación técnica, sus beneficios en términos de calidad, seguridad y respeto ambiental lo convierten en un paso necesario hacia un futuro más sostenible en el sector de la construcción.