La energía eólica en la ciudad es posible
La preocupación por el medio ambiente está muy presente en nuestro día a día y prueba de ello son los alumbrados navideños, parques infantiles y hoteles, todos ellos sostenibles, de los que hemos hablado en anteriores posts. Hoy os traemos otro ejemplo de sostenibilidad con un proyecto que ha llevado la energía eólica a las grandes ciudades. Se trata de los “L’Arbre a Vent”, unos árboles artificiales de la empresa New Wind presentes en muchas calles francesas desde 2015. Alemania y Suiza tampoco se han quedado atrás y disponen también de estos aerogeneradores de tres metros de alto camuflados en el entorno urbano.
Su funcionamiento es posible gracias a las hojas de plástico verde (Aeroleaf) que forman estos árboles artificiales, y que son a su vez pequeñas turbinas éolicas dependientes de un tronco de acero. Su función consiste en aprovechar las brisas de aire para producir energía con vientos inferiores a los dos metros por segundo.
Al creador de esta innovación, Jérôme Michaud-Larivière, se le ocurrió esta idea a raíz de estar un día sentado en una plaza en la que no soplaba el viento, pero donde aun así veía las hojas de los árboles mecerse.
Michaud afirma que estos árboles generan energía 280 días al año y que con uno solo se evitaría la emisión de unas 3,2 toneladas de CO2 a la atmósfera. En concreto, los aerogeneradores producen electricidad suficiente como para iluminar más de una decena de farolas, suministrar la electricidad que necesita un coche eléctrico para recorrer 15.000 kilómetros o proporcionar el 83% de la potencia eléctrica de una vivienda francesa.
“L’Arbre à Vent” puede llegar a medir hasta 11 metros de alto (aunque también hay modelos de 3 metros) y 8 de ancho (en la copa). Sus 72 hojas artificiales giran en posición vertical para aprovechar al máximo el viento.
Cada árbol tiene cables y generadores escondidos y sellados dentro del tronco de acero. Se pueden conectar tanto a las redes públicas como a las viviendas particulares y generar energía eléctrica para edificios o complejos urbanos. Las corrientes de aire que circulan por las ciudades pueden ser empleadas para abastecer a las farolas LED o para estaciones de carga de coches eléctricos.