Muros Trombe: un sistema de captación solar pasivo centenario
La arquitectura sostenible impulsa la incorporación de soluciones que favorezcan el confort interior sin recurrir a sistemas de climatización convencionales. En ese contexto, el muro Trombe sigue posicionándose como una solución sencilla y eficaz de captación solar pasiva; que, combinada con el uso de materiales sostenibles, permite llevar a cabo unas construcciones más eficientes, saludables y comprometidas con el entorno.

El muro Trombe recibe su nombre del ingeniero físico Felix Trombe, quien popularizó esta solución bioclimática en la década de 1960. Sin embargo, su creación tiene más de 100 años, siendo el biólogo americano Edward Morse la persona que diseñó y patentó este sistema en el año 1881.
Se trata de un sistema de calefacción solar pasivo que consiste en un muro macizo de color oscuro situado detrás de una capa de vidrio separada por una cámara de aire. Gracias a esta combinación, durante el día, el sol calienta el muro a través del vidrio, y este acumula calor para liberarlo progresivamente hacia el interior del edificio cuando la temperatura exterior desciende. Para mejorar su funcionamiento, el sistema puede incorporar compuertas en la parte superior e inferior del muro que permiten la circulación natural del aire. Durante los días de invierno, el aire se calienta en la cámara y asciende hacia el interior mientras el aire frío del interior es succionado por la parte inferior; por las noches, estas compuertas se cierran para evitar pérdidas de calor. En verano, este sistema puede funcionar como una chimenea solar que extrae el aire caliente de las estancias y las ventila.

Materiales sostenibles para el muro Trombe
El buen funcionamiento del muro Trombe depende en gran medida del material que se utilice para construirlo. Para que pueda almacenar calor durante el día y liberarlo por la noche, se requieren materiales con alta inercia térmica. Es aquí donde entran en juego los materiales sostenibles, que cumplen con las exigencias técnicas del sistema, además de aportar beneficios medioambientales adicionales. A continuación, citamos varios ejemplos:
- Tierra cruda y adobe: La tierra, ya sea en forma de tapial o de bloques de adobe, es uno de los materiales más sostenibles. De origen local, no requiere cocción ni procesos industriales intensivos, y presenta una inercia térmica excelente. Además, regula de forma natural la humedad del interior, lo que contribuye a crear un ambiente más saludable. Utilizar adobe en un muro Trombe permite reducir emisiones de CO2 desde la fase de producción y mejorar el comportamiento higrotérmico del edificio.
- Piedra natural: Otro material con buena capacidad térmica es la piedra natural, por lo que su uso es habitual en muros Trombe. Compañías como Cupa Stone ofrecen múltiples opciones de piedra natural para todo tipo de proyectos. Aunque generalmente la conductividad térmica es elevada en todos los tipos, los granitos, basaltos y gneis tienen una masa mayor a la de las piedras calizas, por lo que su conductividad es superior.
- Bloques de cáñamo y cal: El ladrillo de cáñamo está formado por una combinación de fibras de cáñamo y cal que ofrecen una buena conjunción entre masa térmica y capacidad aislante. Aunque su inercia térmica es menor que la del adobe o la piedra natural, su uso en combinación con otros elementos pasivos resulta eficaz, especialmente en muros Trombe híbridos.
Sostenibilidad en las demás capas
La sostenibilidad del muro Trombe no termina en su estructura. Los revestimientos interiores y exteriores también deben cumplir con criterios ecológicos. En este sentido, se recomienda el uso de pinturas minerales o a la cal, sin Compuestos Orgánicos Volátiles (COVs); y acabados de arcilla natural, que favorecen la transpirabilidad del muro y su capacidad para regular la humedad interior. Estos materiales refuerzan el confort interior sin comprometer la salud de los ocupantes, alineándose con los principios de la biohabitabilidad. Por otro lado, la capa de vidrio que cubre el muro Trombe cumple una función esencial: permitir la entrada de radiación solar y evitar la pérdida de calor. Utilizar vidrio reciclado o con tratamiento de baja emisividad (Low-E) mejora el rendimiento térmico del conjunto. Además, algunos proyectos experimentales han incorporado vidrios fotovoltaicos, añadiendo una capa de generación eléctrica al sistema pasivo.

Aplicaciones contemporáneas y nuevas posibilidades
Aunque los muros Trombe fueron más comunes en la arquitectura bioclimática de finales del siglo XX, estudios de arquitectura contemporáneos están reintroduciendo este sistema en viviendas unifamiliares, escuelas rurales y refugios de montaña, actualizándolo con materiales más ecológicos y diseños adaptados a las nuevas normativas.
En zonas de clima continental o mediterráneo, donde el diferencial térmico entre el día y la noche es pronunciado, los muros Trombe permiten alcanzar un notable ahorro energético sin renunciar al confort. Su simplicidad constructiva los hace también aptos para la autoconstrucción o para proyectos con presupuesto limitado, siempre que se elijan los materiales adecuados.
La combinación entre muros Trombe y materiales sostenibles representa una solución eficaz y asequible para avanzar hacia una arquitectura más comprometida con el entorno. Lejos de ser una tecnología obsoleta, esta solución vuelve a cobrar sentido en un momento donde la eficiencia energética y la reducción de emisiones en el sector de la construcción son prioridades indiscutibles. Al integrar materiales como el adobe, la piedra reciclada o los bloques de cáñamo, y acompañarlos de soluciones constructivas sin emisiones tóxicas, este sistema pasivo se actualiza para responder a los desafíos del siglo XXI. Una muestra más de que la sostenibilidad y la innovación no están reñidas con la sencillez y la tradición arquitectónica.