Castellana 19 se convierte en el primer edificio de oficinas rehabilitado en España con certificación Passivhaus
La transformación de los edificios existentes es uno de los mayores retos para la arquitectura sostenible del siglo XXI. Pero también es una excelente oportunidad para demostrar que la sostenibilidad no viene solo de las obras nuevas. En ese sentido, Castellana 19, un edificio protegido y catalogado como Bien de Interés Cultural situado en pleno eje financiero de Madrid, es ejemplo de cómo la rehabilitación integral puede convertir un inmueble histórico en desuso en un referente internacional de eficiencia, flexibilidad y respeto por el patrimonio.

Rehabilitación como palanca de sostenibilidad urbana
El proyecto de Castellana 19, firmado por Ruiz-Larrea Arquitectura en colaboración con MADC & Partners, representa una intervención estratégica en todos los sentidos: recupera un edificio histórico del siglo XIX, pero lo traslada al siglo XXI tanto en términos de eficiencia energética como de funcionalidad y accesibilidad.
Lejos de una restauración puramente formal, la rehabilitación ha permitido mantener la esencia original del palacete, corrigiendo las intervenciones que se le realizaron en los años 80. Es por eso por lo que el resultado va mucho más allá de la mera conservación: se reinterpreta el edificio incorporando soluciones propias de la arquitectura sostenible.
Esta apuesta por la sostenibilidad y la accesibilidad les ha permitido certificar el edificio bajo los estándares Passivhaus Enerphit, LEED Oro y AIS 5 estrellas. Todo ello, en un contexto urbano donde la demolición era una posibilidad, evidencia que rehabilitar es la mejor vía para la descarbonización y la conservación patrimonial.
Eficiencia energética: un modelo de rehabilitación avanzada
Para lograr los máximos estándares de eficiencia energética sin renunciar a su valor patrimonial, se han implementado medidas pasivas y activas cuidadosamente integradas en el diseño. El refuerzo de forjados mixtos de madera y metal permitió dotar al edificio de una envolvente térmica altamente eficiente, minimizando las pérdidas de calor y maximizando la inercia térmica de los materiales. La ventilación cruzada, los lucernarios y la recuperación de la luz natural a través del patio central y los espacios abiertos reducen el uso de iluminación artificial y favorecen la ventilación natural, mejorando así el confort interior.
A nivel de instalaciones, el edificio incorpora un sistema mixto de geotermia y aerotermia para la climatización, junto a un sistema de recuperación de calor que optimiza el rendimiento energético en todo momento. La instalación de paneles solares fotovoltaicos en cubierta permite generar parte de la electricidad consumida, mientras que el invernadero bioclimático en la antigua medianera sur actúa como caldera solar en invierno y ayuda a regular la temperatura en las estaciones cálidas.
La gestión inteligente de la energía se complementa con un sistema de monitorización y control que adapta el funcionamiento de las instalaciones a las necesidades reales de los usuarios, evitando consumos innecesarios y mejorando la eficiencia global del edificio. Además, la recogida y reutilización de aguas pluviales en el jardín y el uso de vegetación de bajo consumo hídrico refuerzan el compromiso ambiental y la integración paisajística.
Gracias a este conjunto de medidas, Castellana 19 ha logrado reducir en más de un 80% su demanda energética respecto a un edificio de oficinas convencional, posicionándose como un referente en rehabilitación sostenible y eficiencia energética en el contexto urbano español. Más allá de la certificación, el proyecto demuestra que la eficiencia no es solo una cuestión tecnológica, sino una estrategia integral que abarca desde la concepción arquitectónica hasta la gestión cotidiana del edificio.
Oficinas reconfigurables y la conexión con la construcción modular
Uno de los aspectos más innovadores del proyecto reside en el diseño interior, que apuesta por la máxima flexibilidad y adaptabilidad al estar compuesto por espacios abiertos y sin compartimentaciones fijas. Esta estrategia responde a las nuevas demandas del sector de las oficinas, donde el espacio debe poder transformarse según la evolución de los modelos de trabajo: desde oficinas completas hasta despachos privados, pasando por entornos colaborativos o de coworking.
Esta flexibilidad está íntimamente ligada a los principios de la construcción modular. Al diseñar la estructura y las instalaciones pensando en la futura reconfiguración, se facilita el desmontaje, la redistribución de espacios y la reducción de residuos en cambios de uso. La modularidad, tanto en la organización funcional como en los sistemas constructivos, permite que el edificio se adapte a necesidades cambiantes a lo largo de su ciclo de vida, prolongando su utilidad y evitando la obsolescencia.
De esta forma, la posibilidad de modificar la configuración del espacio sin actuaciones invasivas encaja con la lógica de la economía circular y la arquitectura sostenible, donde la flexibilidad y la capacidad de adaptación se convierten en valores fundamentales.
Por todo ello, la experiencia de Castellana 19 invita a repensar el papel de la rehabilitaciónintensiva en las ciudades: frente a la demolición y la sobreconstrucción, la recuperación estratégica de inmuebles históricos puede ser la palanca que permita alcanzar los objetivos climáticos, sociales y económicos de la arquitectura contemporánea. Espacios eficientes, inclusivos y preparados para el futuro, en diálogo con la memoria urbana y abiertos a las nuevas formas de trabajo y vida.





