Construcción industrializada: fusionando eficiencia, calidad y sostenibilidad
Durante los días 23, 24 y 25 de abril tuvo lugar la octava edición de REBUILD, la mayor feria de edificación industrializada a nivel europeo. En ella, se puso sobre la mesa la profunda transformación que está viviendo el sector hacia modelos más eficientes, sostenibles y tecnológicos, donde la construcción industrializada ha emergido como una alternativa sólida para dar respuesta a los desafíos actuales: la escasez de mano de obra cualificada, el aumento de costes, la necesidad de reducir plazos y el compromiso con la sostenibilidad.
En REBUILD 2025, tanto expertos del sector como representantes institucionales coincidieron en señalar la industrialización como un vector clave para modernizar la construcción. El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, participó en el evento y destacó el papel estratégico de la construcción industrializada en el nuevo PERTE (Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica) de la vivienda, que movilizará más de 1.300 millones de euros para impulsar viviendas sostenibles, asequibles y eficientes energéticamente.
La apuesta institucional por este modelo productivo responde a un cambio de paradigma: dejar atrás los métodos tradicionales, a menudo ineficientes y poco previsibles, para abrazar procesos que permitan optimizar recursos, mejorar la calidad y reducir el impacto ambiental de las edificaciones.

Definiendo la construcción industrializada
La construcción industrializada es un sistema de edificación que traslada una parte significativa del proceso constructivo a entornos controlados como fábricas o plantas de producción. En ellas, se producen elementos tanto estructurales como de cerramiento o acabados, entre otros.
A través de tecnologías de fabricación avanzada, se elaboran componentes o módulos que luego se ensamblan directamente en el emplazamiento definitivo. Se trata de un enfoque que traslada principios propios de la industria, como la automatización, la estandarización y la logística optimizada, al sector de la edificación.
Este sistema, frente al modelo tradicional, en el que buena parte del trabajo se ejecuta en obra, permite producir con mayor precisión, reducir los tiempos de construcción y minimizar el desperdicio de materiales, lo que se traduce en un producto final más fiable, eficiente y sostenible.

Ventajas para la edificación sostenible
Aunque la industrialización se asocia a menudo con términos opuestos a la sostenibilidad, lo cierto es que tiene numerosos beneficios para la arquitectura sostenible. Estos son algunos de los más destacados:
- Reducción del impacto ambiental
La fabricación en entornos controlados implica una mejor planificación y optimización de los recursos, permitiendo llevar a cabo una gestión más eficiente de los residuos y del consumo de energía. Además, el menor número de desplazamientos al lugar de la obra contribuye a reducir la huella de carbono global del proyecto.
- Mayor eficiencia energética
Muchos de los sistemas industrializados se desarrollan con criterios de eficiencia energética, tanto en la elección de materiales como en el diseño. Por ello, este tipo de elementos prefabricados suelen tener mejores prestaciones térmicas y acústicas, ya que pueden incorporar materiales aislantes de forma integrada durante su fabricación. Esto se traduce en construcciones con menor demanda energética y mayor confort térmico.
Por ejemplo, sistemas de envolvente prefabricados como los de Thermochip Housing ofrecen un rápido ensamblaje, al mismo tiempo que proporcionan un elevado aislamiento.
- Mejora del control de calidad
La fabricación industrial permite aplicar protocolos de calidad más rigurosos que los posibles en obra. Esto repercute en una mayor precisión, menos errores de ejecución y una reducción de las patologías constructivas a largo plazo, lo que incide directamente en la durabilidad de los edificios.
- Mayor seguridad laboral
Este sistema minimiza la exposición de los trabajadores a condiciones climáticas adversas, alturas peligrosas y otros riesgos propios del trabajo en obra, lo que mejora las condiciones laborales y reduce la siniestralidad en el sector.
- Reducción de plazos y costes operativos
La industrialización permite reducir significativamente los plazos de ejecución al realizar muchas tareas de forma simultánea y no secuencial, como ocurre en obra tradicional. Esto se traduce en ahorros económicos en costes directos, pero también en la fase de uso del edificio, ya que disminuye la necesidad de mantenimientos correctivos y aumenta la eficiencia energética.

Presente y futuro de la construcción industrializada
Con todas estas ventajas, no es de extrañar que la construcción industrializada ya no se limite a proyectos piloto o a viviendas modulares, sino que cada vez más estudios de arquitectura y promotores apuestan por ella en proyectos de vivienda colectiva, equipamientos públicos, oficinas y rehabilitaciones energéticas.
Su flexibilidad de diseño y la mejora progresiva en las soluciones técnicas disponibles han permitido superar antiguos prejuicios vinculados a la prefabricación. Hoy en día, es posible diseñar con libertad arquitectónica, manteniendo al mismo tiempo todas las ventajas inherentes al proceso industrial. Sin embargo, también es preciso abordar ciertos desafíos a los que se enfrenta. Entre ellos, destacan la necesidad de adaptar normativas, formar a técnicos y operarios en nuevas metodologías, y superar ciertas resistencias culturales dentro del sector.
No obstante, el impulso institucional, como el que representa el PERTE de la vivienda, y la creciente presión del mercado para ofrecer soluciones más sostenibles y rápidas, están acelerando su adopción. De esta forma, la industrialización se está consolidando como una herramienta fundamental para lograr los objetivos europeos de descarbonización, eficiencia energética y resiliencia climática, al mismo tiempo que garantiza una respuesta eficaz a la creciente demanda de vivienda.