El papel protagonista de las ventanas en la arquitectura sostenible
La búsqueda de la eficiencia energética convierte a las ventanas en una pieza clave de la construcción sostenible. Este es uno de los principales objetivos de la arquitectura bioclimática, que plantea el diseño de edificios valorando las condiciones climáticas de su entorno y aprovechando los recursos disponibles. Todo ello con el objetivo de reducir la huella ambiental y favorecer la eficiencia energética de la construcción.
En este sentido, la ubicación de las ventanas, los materiales empleados en su fabricación o su capacidad de aislamiento térmico son algunos de los factores que determinan la contribución de estos elementos al diseño de proyectos más respetuosos con el medio ambiente.
Climatización natural
Uno de los principios básicos del enfoque bioclimático es la correcta ventilación, un factor al que las ventanas contribuyen de manera decisiva. La gestión adecuada de las corrientes de aire ayuda a la climatización natural de los espacios. De este modo, es posible conservar una temperatura agradable dentro de la casa, sin recurrir a aparatos mecánicos de calefacción o aire acondicionado. Además, una correcta ventilación mejora la calidad del aire interior, neutralizando agentes nocivos para la salud y promoviendo el bienestar de las personas.
La orientación de la construcción es clave para optimizar las horas de luz. En este sentido, la ubicación estratégica de las ventanas es determinante en el correcto aprovechamiento de la radiación solar. Esto permite crear un efecto invernadero en la vivienda, de forma que los espacios alcancen una temperatura adecuada de forma natural. En función de la latitud en la que nos encontremos, los rayos tendrán una u otra inclinación a lo largo del día. Por tanto, la colocación, altura o forma de la ventana permitirán una radiación solar más o menos directa sobre la vivienda.
Aislamiento térmico
Otro de los pilares de la construcción sostenible es un correcto aislamiento térmico, ya que gran parte del consumo de energía de los hogares procede del uso de sistemas de acondicionamiento tradicionales para calentar y enfriar los espacios. Los estándares de certificación cada vez valoran más este aspecto, como en el caso del estándar Passivhaus, cuyos edificios se caracterizan por reducir sus necesidades de calefacción y refrigeración al máximo.
Cuanto mayor es la superficie de una ventana, menor será su capacidad de aislamiento, ya que posee menos masa que el muro en el que está situada. Las ventanas mal aisladas pueden provocar pérdidas de calor en invierno y aumento de la temperatura en verano, lo que reduce el confort térmico de las viviendas e influye negativamente sobre el bienestar de las personas. Por el contrario, las ventanas bien aisladas ofrecen múltiples beneficios, como el mantenimiento de una temperatura interior constante durante todo el año; la reducción de la dependencia de sistemas de climatización; o el ahorro en la factura de la luz; entre otros.
Existen diversos métodos para optimizar al aislamiento térmico de las ventanas de una vivienda. Una buena opción para reducir la transferencia de calor son las ventanas de doble acristalamiento, que constan de dos paneles de vidrio con un espacio intermedio lleno de gas aislante. Otra alternativa consiste en aplicar recubrimientos de baja emisividad al vidrio de las ventanas, que reflejan la luz solar, evitando así que el calor escape en climas fríos y entre en climas cálidos.
El sellado también garantiza la hermeticidad de las ventanas, evitando corrientes de aire y pérdida de calor. En cuanto a los marcos, la madera o la fibra de vidrio son excelentes opciones para minimizar la transferencia de calor a través de ellos. Además, ambos son materiales con una baja huella ambiental, con múltiples ventajas en la construcción sostenible.
Ventanas Passivhaus
El estándar Passivhaus garantiza que la construcción se ha llevado a cabo para lograr la máxima eficiencia energética posible. Para que un proyecto pueda lograr esta certificación, lo verdaderamente importante es la optimización de los recursos existentes. Por este motivo, hay que prestar especial atención a las ventanas, para asegurar el máximo aprovechamiento de la luz solar.
El Passivhaus Institut verifica el riguroso cumplimiento de una serie de requisitos, especialmente en cuanto a prestaciones de aislamiento térmico. Por un lado, deben estar fabricadas con un vidrio muy eficiente, con una o dos cámaras. Además, este debe ser bajo emisivo, un tipo de vidrio recubierto con una capa delgada y transparente que reduce la emisión de radiación térmica y, por el contrario, refleja la energía solar, evitando que buena parte entre en la vivienda.
Por otro lado, las ventanas Passivhaus deben tener un coeficiente de transmitancia térmica de 0,8 W/m²K máximo o, en el caso de ventanas instaladas en el muro, igual o menor a 0,85W/m²K. Este coeficiente se emplea para el cálculo de las pérdidas de energía calorífica en invierno o de las ganancias en verano, y repercute directamente sobre el confort térmico y el consumo de energía de los edificios.
La instalación de las ventanas deberá ser muy cuidadosa, para garantizar la mayor hermeticidad y estanqueidad posible. También es imprescindible que se coloquen separadores térmicos de alta calidad con baja tasa de transmitancia térmica. Es importante tener en cuenta que los requisitos son variables, en función de la zona para la que se solicite la certificación y su clima. En general, las casas pasivas suelen colocar las ventanas en las paredes con orientación sur y evitar su ubicación en la zona norte.
La función de las ventanas dentro de los espacios determina su importancia en la arquitectura sostenible. Por este motivo, los arquitectos optan por aquellas que utilizan materiales sostenibles y de proximidad, ofrecen un correcto aislamiento térmico y contribuyen a mejorar la calidad del aire interior. También valoran otros muchos factores, como su colocación dentro de la vivienda, para crear corrientes que permitan la ventilación cruzada y aprovechar al máximo las horas de sol, con el objetivo de maximizar la eficiencia energética en sus proyectos.