El certificado VERDE: un sello de sostenibilidad adaptado a la normativa española
La certificación ambiental es un pilar esencial que demuestra el compromiso de los estudios de arquitectura con la sostenibilidad de sus diseños. Dentro de las opciones disponibles en España, el certificado VERDE, desarrollado por el Green Building Council España (GBCe), destaca como un sistema integral para evaluar y reconocer la sostenibilidad de los edificios. Este sello se alza como una herramienta clave para los profesionales comprometidos con la eficiencia y la responsabilidad ambiental.
Una de las particularidades de VERDE es que se trata de un sistema diseñado específicamente para adaptarse a la normativa española y a las particularidades de nuestro clima y entorno. Su nombre es un acrónimo de “Valoración de Eficiencia de Referencia de Edificios”, y su objetivo es medir el comportamiento ambiental de un edificio a lo largo de todo su ciclo de vida, desde la fase de diseño hasta su uso y mantenimiento.
Según explica el propio GBCe, este sistema permite a arquitectos, ingenieros y promotores identificar áreas de mejora y tomar decisiones más informadas para maximizar la sostenibilidad y el confort de los usuarios.

Una visión holística de la sostenibilidad
A diferencia de otros sellos internacionales como LEED o BREEAM, el certificado VERDE pone especial énfasis en el contexto local y en la adaptabilidad de sus criterios. Para ello, evalúa aspectos clave en seis categorías principales, que, a su vez, contienen indicadores específicos que permiten una evaluación detallada, adaptándose a edificios de nueva construcción o a rehabilitaciones.
- Parcelas y emplazamiento: Estudia la relación del edificio con su entorno, priorizando la integración paisajística y la accesibilidad.
- Uso del suelo: Evalúa la protección de espacios naturales y la integración con el entorno urbano o rural.
- Movilidad y accesibilidad: Se valoran los accesos peatonales, la conectividad con el transporte público y la reducción del uso del vehículo privado.
- Gestión de aguas pluviales: Analiza el tratamiento y aprovechamiento de las aguas pluviales para evitar escorrentías y sobrecargas en el sistema de saneamiento.
- Protección de la biodiversidad: Se premian las soluciones que respetan o potencian la biodiversidad existente en la parcela.
- Energía y atmósfera: Evalúa la eficiencia energética, las fuentes renovables y la reducción de emisiones.
- Demanda energética: Mide la eficiencia en la envolvente y en el diseño bioclimático para reducir la demanda energética de calefacción y refrigeración.
- Consumo de energía final: Evalúa la cantidad de energía necesaria para el funcionamiento del edificio.
- Energías renovables: Se puntúa el uso de fuentes renovables (solar, biomasa, geotermia, etc.) para autoconsumo o generación compartida.
- Emisiones de CO₂: Analiza las emisiones directas e indirectas derivadas del uso energético del edificio.
- Control de fugas y estanqueidad: Se revisa la calidad de la envolvente y de las instalaciones para evitar pérdidas innecesarias.
- Recursos naturales: Analiza el consumo y la gestión del agua, así como el uso de materiales sostenibles.
- Consumo de agua potable: Evalúa el ahorro de agua mediante griferías eficientes y sistemas de reutilización de aguas grises o pluviales.
- Selección de materiales: Se valora el uso de materiales con bajo impacto ambiental (ecoetiquetas, análisis de ciclo de vida, etc.) y de origen local.
- Gestión de residuos: Considera la separación y reciclaje de residuos en obra y en uso, fomentando la economía circular.
- Huella de carbono de los materiales: Calcula la contribución de los materiales a las emisiones de gases de efecto invernadero.
- Calidad del ambiente interior: Garantiza el confort térmico, acústico, lumínico y la calidad del aire para los ocupantes.
- Confort térmico: Asegura condiciones adecuadas de temperatura y humedad para los ocupantes.
- Confort acústico: Evalúa el aislamiento acústico frente a ruidos exteriores e interiores.
- Calidad del aire interior: Mide la ventilación y la concentración de contaminantes (CO₂, compuestos orgánicos volátiles, etc.).
- Iluminación natural y artificial: Se premia el aprovechamiento de la luz natural y la calidad de la iluminación artificial.
- Control de vistas y deslumbramientos: Busca maximizar el confort visual mediante un diseño cuidado de ventanas y protecciones solares.
- Calidad del servicio: Valora la funcionalidad y durabilidad de las instalaciones.
- Durabilidad y mantenimiento: Evalúa la facilidad de mantenimiento y la vida útil de los sistemas constructivos.
- Flexibilidad y adaptabilidad: Se puntúan soluciones que permiten la adaptación futura de los espacios a nuevas necesidades.
- Gestión de la operación: Incluye la monitorización y control de las instalaciones para optimizar el consumo y el confort.
- Aspectos sociales y económicos: Integra la dimensión social, fomentando la salud, el bienestar y la resiliencia.
- Salud y bienestar de los usuarios: Incorpora criterios de accesibilidad, ergonomía y seguridad.
- Impacto en la comunidad: Se valora la implicación social del edificio, por ejemplo, fomentando actividades comunitarias o dando prioridad a la contratación de mano de obra local.
- Rentabilidad y coste del ciclo de vida: Se tiene en cuenta no solo la inversión inicial, sino también los costes operativos y de mantenimiento a largo plazo.
Funcionamiento y ventajas
El proceso de certificación VERDE está diseñado para acompañar al proyecto desde sus primeras fases. Por ello, se divide en dos etapas:
- Precertificación: Se realiza durante la fase de diseño, ofreciendo a los equipos técnicos recomendaciones para mejorar el desempeño ambiental.
- Certificación final: Se otorga una vez construido el edificio, verificando que se han cumplido los objetivos planteados.
La calificación final se expresa en “hojas VERDE”, que aumentan de una a cinco según el grado de sostenibilidad alcanzado. Esto permite a los promotores visibilizar de forma clara y comprensible el nivel ambiental de sus proyectos.

La obtención de la certificación VERDE supone una ventaja significativa para cualquier proyecto de edificación. Además de reconocer su sostenibilidad, también asegura otros beneficios como:
- Ahorro energético y económico: Las estrategias para conseguir la certificación suelen implicar mejoras en la eficiencia energética y en el consumo de recursos, lo que repercute en menores costes operativos.
- Bienestar de los usuarios: La atención a la calidad del ambiente interior garantiza espacios más saludables y confortables.
- Cumplimiento normativo y acceso a ayudas: En muchos casos, la certificación facilita la obtención de licencias o el acceso a subvenciones relacionadas con la sostenibilidad.
- Contribución a la lucha contra el cambio climático: Al promover edificaciones de menor impacto ambiental, se avanza hacia los objetivos de neutralidad climática y reducción de emisiones.
Ejemplos de proyectos certificados VERDE
En los últimos años, han sido varios los proyectos han logrado la certificación VERDE, demostrando su viabilidad y ejerciendo como referentes dentro del sector. Entre ellos, se encuentran:
- Biblioteca de los Mil Soles (Villaverde, Madrid): Este edificio público ha sido el primero del Ayuntamiento de Madrid en conseguir el certificado VERDE, gracias a su diseño bioclimático, al uso de materiales naturales, como la madera, y a la integración de estrategias de eficiencia energética.
- Casa Sophia (Guadalix de la Sierra, Madrid): Una vivienda unifamiliar que cuenta con una certificación de 5 hojas VERDE.
- Torre aulario INDUVA (Valladolid): Un edificio que también posee una calificación de 5 hojas VERDE, ya que plantea soluciones sostenibles tanto en el plano social, como medioambiental y económico.
Estos proyectos demuestran que la certificación VERDE no solo está al alcance de la obra pública, sino también de la arquitectura de servicios, residencial y educativa.

Por todo ello, el certificado VERDE se posiciona como un instrumento que va mucho más allá de un distintivo de sostenibilidad: es un marco de referencia para transformar la manera en que concebimos y construimos los espacios que habitamos.
En este sentido, aporta herramientas concretas para responder a los retos climáticos y a la creciente demanda de espacios más humanos y respetuosos con el planeta. Para los profesionales del sector, su adopción es un paso firme hacia un futuro donde la calidad arquitectónica y el compromiso ambiental vayan de la mano.