Certificado Minergie, confort y eficiencia energética en la residencia de la Escuela de Arquitectura del Vallès
Los certificados de construcción sostenible trasladan a los profesionales de la construcción la importancia de reducir el impacto ambiental de sus proyectos. Además, les orientan a la hora de diseñar construcciones más eficientes, proponiendo una serie de parámetros para lograr edificios sostenibles.
El estándar Minergie nació en Suiza en 1994 y es otorgado por la organización con el mismo nombre. Sus requisitos tienen como objetivo reducir el consumo de energía y agua, minimizar las emisiones de gases de efecto invernadero, fomentar la producción de energía renovable y aumentar el confort de los usuarios. Este certificado promueve la construcción de edificios adaptados al cambio climático y garantiza que su valor se conserve en el tiempo.
Confort, eficiencia energética y protección del entorno
La certificación suiza es una de las más demandados en el mundo. Con el objetivo de reducir las emisiones globales de CO2 de la construcción, Minergie ha desarrollado estándares adaptados al extranjero, considerando las circunstancias específicas de cada lugar, como el tipo de clima o la normativa del sector. En mayo de 2023, más de 55.000 edificaciones contaban con este certificado de sostenibilidad.
El estándar Minergie concibe el diseño y construcción de edificios de forma que sean espacios agradables para las personas, tanto en verano como en invierno, consuman poca energía y respeten el entorno. Estos tres objetivos se pueden desglosar en seis requisitos fundamentales de obligado cumplimiento para los edificios certificados:
- Aprovechamiento del potencial solar: El techo de los edificios está completamente cubierto con módulos fotovoltaicos. En construcciones altas, estos están parcialmente integrados en la fachada. Otras alternativas a la energía fotovoltaica pueden ser las turbinas eólicas integradas en los edificios o el acoplamiento calor-fuerza.
- Envolvente aislada y hermética: Un aislamiento térmico óptimo garantiza bajas pérdidas de calor durante muchas décadas. La envolvente hermética también evita daños estructurales en el edificio, como, por ejemplo, la aparición de moho.
- Protección térmica adaptada al futuro: Los requisitos para garantizar el confort térmico en los edificios Minergie son cuatro veces superiores a los requisitos normativos en este ámbito. Esta exigencia se complementa con la vigilancia de las condiciones meteorológicas futuras en el lugar de construcción del edificio.
- Renovación automática del aire: La ventilación debe garantizar una buena calidad del aire en el interior de los edificios las 24 horas del día. Este proceso reduce la presencia de sustancias nocivas y asegura la evacuación del exceso de humedad.
- Reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero: Una de las prioridades del estándar Minergie es reducir el impacto ambiental del sector de la construcción. Por este motivo, los edificios con esta certificación no emiten CO2 durante su vida útil, ya que no emplean combustibles fósiles. Además, durante su construcción deben respetar un valor límite de emisión de gases de efecto invernadero.
- Monitorización energética: Los edificios con una superficie de referencia energética superior a 1.000 m2 deben monitorizarse para medir el consumo y la producción de energía durante la fase de operación. Esta medida busca garantizar el correcto funcionamiento de los edificios planificados para optimizar su consumo energético.
Además de las condiciones enumeradas, Minergie también fija obligaciones para estaciones de carga de vehículos eléctricos, uso de agua caliente sanitaria, consumo de los electrodomésticos y sistemas de iluminación eficientes.
Este estándar establece varios niveles de eficiencia energética. De menor a mayor exigencia, se encuentran Minergie, la etiqueta básica; Minergie-P, para los edificios con un bajo consumo energético; y Minergie-A, para los edificios de energía positiva. Además, esta certificación integra el complemento ECO, que se puede aplicar a todos los niveles y califica a los edificios que contemplan factores relacionados con la salud de la construcción.
Un edificio reciclable con el estándar Minergie
El complejo de viviendas universitarias de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura del Vallès (ETSAV), situado en Sant Cugat del Vallès (Barcelona) y diseñado por los estudios de arquitectura HARQUITECTES y DATAAE, cuenta con 57 viviendas de protección oficial. Las características que convierten este edificio en singular son su alta sostenibilidad y eficiencia energética, además de ser el primer edificio de España en obtener el estándar suizo Minergie.
El proyecto para la construcción de esta residencia de estudiantes planteaba dos grandes retos: diseñar un espacio agradable para cubrir las necesidades de alojamiento de los alumnos de arquitectura y cumplir la certificación energética Minergie (bajar de los 38 kwh/m2a). La propuesta buscaba ofrecer solamente los elementos mínimos y exigidos por la normativa, planteando una vivienda “inacabada” para abrir nuevos ámbitos de oportunidad y disminuir el impacto ambiental del edificio, utilizando menos recursos y materiales.
El edificio está compuesto por 62 módulos, de los cuales 57 son la misma tipología de vivienda y 5 corresponden a módulos especiales destinados a usos comunitarios y accesos. Para su construcción se ha utilizado un sistema industrializado, que permite ahorrar tiempo, controlar la ejecución y minimizar los residuos del proceso de obra. Los pocos revestimientos interiores están formados por paneles de madera contrachapada, un material renovable que se presenta en junta seca y sin necesidad de acabado final.
En las fachadas predomina un importante grosor de aislamiento térmico combinado con membranas de estanqueidad transpirables y fachadas ventiladas. El ahorro en acabados se ha reinvertido en mejoras en eficiencia energética, como un mayor aislamiento, mejores acristalamientos, ventanas de madera… Por otro lado, el patio central del edificio actúa como recuperador natural de aire, controlando la ventilación continua para garantizar su calidad.
Gracias a los criterios para elegir los materiales aplicados en el ciclo de vida del edificio (reducción del uso de materiales por unidad de servicio, sustitución de los recursos habituales por reciclados y reciclables, juntas secas y reversibles, mayor durabilidad de la estructura…), se ha verificado que su impacto ambiental es inferior al de la construcción convencional: hasta un 25% menos en emisiones de CO2 en la fase de producción de materiales, un 50% menos de residuos en la fase de construcción y un 75% menos de residuos en la fase de deconstrucción.
Las viviendas universitarias de la ETSAV, una vez terminada su vida útil, podrían desmontarse, reciclando prácticamente todos sus componentes. De este modo, el edificio dejaría de ser un producto para volver a ser un recurso. Este potencial de reutilización permite cerrar el ciclo de vida de los materiales, cumpliendo con uno de los principios fundamentales de la arquitectura sostenible.